palomá sánchez domínguez. historiadora, primera mujer en junta de gobierno cofrade

"Tenemos la juventud con más títulos, no la mejor formada, eso es distinto"

  • Estudiosa de la mujer en el mundo cofrade, cree que aún se le "pide demasiado" al género femenino

  • "Y así estamos demográficamente hablando" y, pese a ello, "no se hace nada al respecto"

Su fortaleza se intuye nada más conocerla. También su inteligencia, su agudeza, su experiencia. Paloma Sánchez Domínguez estudió Geografía e Historia en la Universidad de Granada. En la UNED se graduó en Derecho hace unos años. "Terminé mi carrera de Historia cuidando hijos y he terminado Derecho ayudando a cuidar nietos, ha sido muy divertido", reconoce con ironía. Fue la primera mujer en ingresar en una junta de gobierno cofrade en Málaga, allá por los 70, en Pollinica. Supo desenvolverse en esa minoría como lo ha hecho durante toda su vida, incluido el momento en el que le diagnosticaron un cáncer. "Para la gente que tiene cáncer, la familia íntima es lo más importante del mundo. Si están a la altura, y los míos lo han estado todos, entonces tú lo llevas de otra manera", asegura esta usuaria de nuevas tecnologías que detesta la impunidad de aquellos que las usan con una absoluta falta de valores éticos.

-En aquel tiempo, ¿qué le movió a estudiar una carrera? ¿Cómo estaba entonces la tasa femenina?

-Siempre he sido muy buena estudiante, es lo que más me ha gustado. No fue una motivación laboral la que me empujó, yo quería aprender y me encantaba la historia. A principios de los años 70 ya había mujeres, no era como ahora, no éramos mayoría, pero no estábamos solas, ni mucho ni menos. No era la generalidad, pero ya estudiábamos muchas.

-¿Cuándo se incorporó al mundo de las cofradías?

-Desde que nací. Mi padre se incorporó a la cofradía De la Puente cuando se vino de Sevilla. A mí me pusieron el nombre por la Virgen de la Paloma, me bautizaron e hice la comunión delante de Ella. Pero entonces yo era una niña cofrade. En ese tiempo las mujeres no podían estar en las cofradías. Me hice cofrade activa cuando me casé. En el año 73 llegaron a las cofradías una serie de hermanos mayores jóvenes, entre ellos mi marido, que querían a mujeres dentro de las cofradías. Era una época muy mala para este mundo, no había gente.

-¿Cómo fue esa transición?

-Las cofradías venían del nacional catolicismo, llegaron una serie de hermanos mayores más demócratas, con otras ideas que no eran las de la dictadura. Mi marido tuvo muy claro que en su junta de gobierno iba a haber mujeres. Entré como la primera secretaria general de las cofradías de Málaga.

-Estaba, entonces, en absoluta minoría...

-Por supuesto. Todavía recuerdo haber ido a Sevilla y no dejarnos entrar a las mujeres que íbamos en una conferencia. Pero toda la delegación de Málaga hizo frente común y no entró nadie. Aún hoy esta discriminación sigue pasando en ciudades como Zamora, por ejemplo.

-¿Allí no hay mujeres en el ámbito cofrade?

-Es que hay cofradías exclusivamente de hombres, no sólo en Zamora, en diversos lugares de Castilla y León. Las cofradías mixtas son minoría. Todavía queda ese reducto masculino en las cofradías en España.

-¿Encontró dificultades por ser mujer?

-Hombre, con mi currículum cofrade hubiera podido ser mayordomo de trono antes de lo que fui, por ejemplo. Era el año 1999, creo que fui de las primeras, pero podía haberlo sido mucho antes. Ese puesto aún hoy en Málaga está muy masculinizado.

-Pero todavía cuesta encontrar a hermanas mayores...

-Hay que tener en cuenta una cosa y es que el tiempo que se le dedica a las cofradías es el tiempo libre. Y las mujeres tenemos muy poco. Realizamos un trabajo en casa, fuera... Y esto sigue siendo así. Lo veo en la generación de mis hijas, no se llega a todo. Cuando una mujer va a una cofradía sacrifica mucho, más que un hombre, que lo tiene más fácil. Sacrifica el minúsculo tiempo libre que tiene, y no lo digo yo, lo dice el Instituto Andaluz de la Mujer. Porque realiza un doble trabajo, el de fuera y el de dentro, porque tiene hijos pequeños... El esquema de cofradías no se corresponde con el esquema social de la mujer.

-¿No cree en la conciliación?

-Es que no la hay. Aún no hay un reparto al 50%. A la mujer se le pide todavía demasiado, que trabaje, que la casa esté bien, que tenga hijos... Por eso estamos así demográficamente hablando. No sé cómo nuestros gobernantes no se dan cuenta de que estamos en una situación similar a la que estaban en los 60 los países nórdicos. Ellos supieron afrontarlo, aquí no se está haciendo nada al respecto.

-¿Y antes aún existiría menos?

-Pues sí, pero en mi juventud, por la situación social del país, era más fácil encontrar a alguien que pudiera trabajar en casa, hoy eso es muy difícil de costear. Ahora ya no se puede contar más que con una ayuda por horas un día a la semana. Y eso hace mucho.

-Los estudios aún destacan que la mujer cobra menos que el hombre en el mismo puesto de trabajo. ¿Habrá algún momento en que haya un cambio real?

-Yo realmente no creo que lo vea. Tengo la esperanza de que mi nieta Macarena, que tiene ocho años, sí lo haga. Que vea más igualdad, una Iglesia menos masculina, muchas cosas, pero yo no creo que lo vaya a ver.

-Volviendo a la Semana Santa, ¿cómo eran las cofradías cuando usted llegó a ellas?

-Pobres. No había dinero ninguno. Ahora las cofradías manejan unos presupuestos más elevados. No digo que sean ricas, porque muchas veces van para la gente que los necesita, para caridad, para ayudar a la gente que tiene poco. Las cofradías sí han trabajado y trabajan mucho por eso. Pero antes ni siquiera teníamos ese presupuesto. También a nivel organizativo no es lo mismo tener un ordenador que hacer mil cartas a mano.

--¿Y el patrimonio cofrade, se ha ampliado, se ha conservado?

-Se ha ampliado muchísimo, se ha mantenido lo bueno y muchas veces también se ha perdido lo bueno, en ese afán que tienen todas las juntas de gobierno que llegan de hacer cosas nuevas. Que muchas veces no hay por qué hacerlas, sobre todo pensando que va a llegar otra junta y a lo mejor te la quita, es absurdo gastar el dinero así.

-Para usted, ¿que debería de mantenerse a toda costa de la Semana Santa malagueña?

-Todo cambia, pero yo, por mi generación, mantendría los tronos grandes. Y no por hacerlos más preciosísimos, sino como seña de identidad porque no existen en ninguna otra parte de España. Quitar un trono como el de la Virgen de la Esperanza para hacer uno pequeño es quitar una seña de identidad. Hacer solo tronos medianos sería equipararse a Sevilla, Zamora... Pero desde luego todo cambia. Muchas veces te hablan de tradiciones del XVII y yo me río, porque la gente salía medio desnuda pegándose latigazos en la espalda y hoy en día eso es impensable. Las cosas no pueden ser monolíticas.

-¿En estos últimos años se ha visto una vuelta a la seriedad?

-No, con eso no estoy de acuerdo. Las cofradías que surgen a partir del año 1978, que son las que entonces se les llamó cofradías nuevas y que fueron reorganizaciones de otras muy antiguas, la primera de ellas la Archicofradía de los Dolores de San Juan, tienen un discurso de que ellas vienen a traer seriedad y religiosidad a las cofradías malagueñas. Pero las antiguas, las que surgieron en los años 20, tenían también el germen dentro de cambiar hacia esa religiosidad. El Concilio Vaticano II traía unos presupuestos que había que cumplir y estaba mucho más acorde con la sociedad de la segunda mitad del siglo XX.

-¿Algunas demostraciones de fervor en la calle están mal vistas, el pulso, el grito a un trono?

-Las cofradías son un mundo tan heterogéneo, tanto, que la jerarquía eclesiástica puede llevar a las juntas de gobierno al terreno que quiera, pero lo que no hay manera de impedir es que cada hermano entienda la religión a su manera. Esto es religiosidad popular y dentro de ella cabe un pulso, un grito, siempre que se haga con devoción, aunque no sea la ortodoxa. Pero es que en cofradías hay mucha gente y de muy diversos niveles culturales y económicos. Y esa es su gran riqueza.

-¿Hay relevo generacional?

-La gente se lo piensa dos veces. La situación económica de los jóvenes hoy en día es muy difícil, hay que abrirse camino como sea y encontrar tiempo libre para las cofradías ya está siendo complicado. En todas las asociaciones de costaleras, de portapasos, de mujeres cofrades en general, estamos notando un retroceso de la mujer en el mundo cofrade. Por su situación social, simplemente.

-¿Se está marchando el talento?

-Estamos viviendo etapas de emigración, de dificultad para encontrar un trabajo recién salido de la carrera. Es posible que se nos estén marchando los talentos, aunque espero que vuelvan, esto no va a ser para siempre. La economía cíclica está ahí, esto ya ha pasado muchas veces. También se fueron muchos talentos en los años 60.

-¿Tenemos la juventud mejor formada?

-No. No estoy de acuerdo. Tenemos la juventud con más títulos, eso es distinto. No tenemos la juventud mejor formada si cuando lees un examen de un universitario le encuentras faltas de ortografía. Lo mejor que se ha hecho en política en España ha sido la Transición, a mi modo de ver, pero hizo una cosa muy mala, transferir a las autonomías la educación y la sanidad, lo que nos hace diferentes, lo que nos está haciendo un país completamente distinto.

-¿El patrimonio en Málaga se dejó morir durante una época?

-Totalmente, Málaga ha dado la vuelta como un calcetín y se le debe a iniciativas de alcaldes tan distintos como Pedro Aparicio y Francisco de la Torre, no ha sido cuestión de partido. En Málaga se especuló hasta la saciedad, se destrozaron monumentos y hoy en día tenemos la ciudad con más museos por metro cuadrado. Eso para personas que nos interesa la cultura ha sido el mayor logro.

-¿Hubo expolio?

-Sí, un expolio total y en el que tuvo la culpa mucha gente, no solo los políticos. Se vendieron iglesias, como la iglesia de la Merced o la de San José, en la calle Granada, y el expolio de obras de arte, el no valorar la figura de Picasso porque era contrario al régimen político de entonces...

-A Picasso no se le asociaba con Málaga...

-No, por supuesto. Afortunadamente teníamos a Temboury y fue el pobre el que de su propio pecunio hizo que Picasso no perdiese la relación con Málaga. El mayor genio del siglo XX nació en Málaga y en los años 60 y 70 no era nada aquí. La gente no sabía que Picasso había nacido aquí, decían que era de París. Esta es la vuelta que se le ha dado a Málaga.

-Y ahora se abre el Museo de la Aduana, ¿participó en la mítica manifestación?

-Hombre, claro. En esas cosas hay que estar siempre. He participado en muchas, antes y después.

-¿Hay que guerrear?

-No, no se trata de eso. No hay que ser intolerante. Lo bueno que tuvo la transición fue que nos hizo a todos los de aquella época ser tolerantes y lo seguimos siendo. No esto que hay ahora que solo se valora a niños jóvenes que no tienen ni idea ni experiencia ninguna, que porque han estudiado Ciencias Políticas se creen que saben de política y realmente si no saben historia poco van a saber de política... En fin, desde nuestra edad se ve que hay poca preparación.

-Tienen el bufete en El Soho y lo conoce del día a día, ¿necesita más impulso?

-Mucho. El Soho está empezando. No dudo que siga adelante, que haya más galerías, más impulso cuando llegue la época de las vacas gordas. Es que ha cogido la época de las flacas y es muy difícil hacer un proyecto de cultura alternativa sin dinero.

-Se acaba de celebrar el día contra la violencia a la mujer y todavía tienen que existir campañas institucionales...

-Es horroroso que nos hayamos acostumbrado a que cada año haya 46, 50, 54 mujeres que mueran a manos de sus parejas o ex parejas y lo peor de todo es que haya violencia entre la gente joven y que esté creciendo entre ellos. Por eso pienso que no es la mejor preparada esta juventud.

-Se denuncia poco y luego más de la mitad no prosperan...

-Para la mujer que sufre violencia física o psicológica es difícil salir de ese túnel. Sobre todo si hay hijos. Ahí tienen que entrar los políticos, los Institutos de la Mujer, los jueces, y algunos están muy preparados pero otros no... Por eso es fundamental la preparación, el estudio, y yo no creo que estemos en el camino correcto ahora mismo. A lo mejor estoy siendo muy pesimista pero es lo que veo.

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