Málaga

Unos ladrones abandonan a sus mujeres e hijos al ser perseguidos por la Policía

  • Intentaron hurtar en una joyería y, al entrar con el coche en una calle sin salida, huyeron tras saltar el muro de un chalé

La escena era cuanto menos esperpéntica. Las puertas del vehículo abiertas y junto a él, dos mujeres con bebés en los brazos y otros niños agarrados a sus faldas mirando con los ojos bien abiertos. Para ellos no había salida, pero sus esposos sí la encontraron. Minutos antes estaban siendo perseguidos por la Policía Local de Málaga después de ser sorprendidos intentando hurtar en una joyería. Los hombres no dudaron en poner en peligro a sus familias con una conducción temeraria por sinuosas calles que acabó en una vía sin salida. Pero este desprecio por los seres queridos se agudizó cuando los delincuentes no dudaron en abandonarlos y huir tras saltar los muros de varios chalés.

Estos hechos ocurrieron la semana pasada en la zona de Puerto de La Torre. Dos familias rumanas entraron en una joyería de la barriada y comenzaron a realizar preguntas al dependiente. Solicitaban que les mostrasen un artículo detrás de otros. La táctica era clara: distraer al personal esperar el momento adecuado de poder sustraer alguna joya.

El encargado del establecimiento se percató de la jugada y, además de no cesar de vigilarlos y hacerles ver que conocía sus intenciones, decidió alertar a la Policía Local por si la situación se agravaba.

Fuentes policiales no pudieron precisar si las dos familias finalmente intentaron hurtar alguna alhaja, aunque sí que éstas emprendieron la huida cuando se percataron de que en los alrededores había agentes y que se desplazaban a la joyería. Los hombres, sus esposas y los hijos de ambos subieron a un coche y abandonaron el lugar a toda velocidad.

Una patrulla de la Policía Local que había recibido el aviso del joyero comenzó a seguir al turismo. Los delincuentes, que circulaban a una velocidad considerable a pesar de que en el vehículo viajaban bebés, comenzaron a callejear por las distintas urbanizaciones hasta que llegaron a uno de los límites de la capital.

Los dos individuos sentían el aliento de las patrullas policiales y se adentraron en el complejo Pinosol. La huida iba a llegar pronto a su fin.

El turismo entró en la calle Cerraja y, cuando sus conductores se quisieron dar cuenta, estaban atrapados en una zona sin salida. El alto volumen de las sirenas hacía presagiar que los agentes estaban cerca, por lo que los hombres decidieron huir y abandonar en el lugar a sus familias. Éstos treparon por el muro de unos chalés y así lograron escapar.

Los agentes llegaron segundos después y se encontraron a las dos mujeres con bebés y otros niños junto al coche. Las citadas fuentes señalaron que no había duda de que eran las sospechosas que habían estado en la joyería porque sus descripciones encajaban con las ofrecidas por el personal de la joyería.

Los policías preguntaron a las mujeres que dónde estaban los hombres, pero la respuesta siempre fue la misma. En un vago español únicamente atisbaban a decir: "No sabemos nada".

Hasta el lugar se desplazaron más efectivos policiales que, tras interrogar a las esposas y ver que no portaban ninguna joya, dejaron que continuaran su camino. Una grúa se llevó el vehículo al depósito municipal porque ninguna de ellas podía acreditar la propiedad. Al día siguiente, un hombre de nacionalidad rumana se presentó en estas dependencias con la documentación del vehículo.

Las fuentes consultadas señalaron que este tipo de delincuentes expertos en hurtos conocen bien la legislación y saben que sus acompañantes no sufrirán ninguna consecuencia si no se les encuentra un artículo robado. Éstos suelen utilizar a sus hijos para despistar a las víctimas y confundirlas, momento que aprovechan para sustraer los productos sin que nadie se percate. En este caso, los menores también son aleccionados para que no den información y se les enseña a usar su minoría de edad como escudo.

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