Hay un dato para el optimismo, aunque los expertos advierten que no debe bajarse la guardia: Málaga es la provincia de la comunidad autónoma que registra el nivel más bajo de consumo de tabaco. Según la Encuesta Andaluza de Salud, en la provincia fuma el 29,7 por ciento de la población, exactamente diez puntos menos que Jaén (39,7) que es la que registra el índice más alto y tres puntos por debajo de la media andaluza (33,0).

Los datos varían si se hace un desglose por sexos. En el caso de los hombres, la prevalencia ha caído casi a la mitad desde 1987 en que fumaba el 63,2 por ciento de los varones a 2003, último año que se refleja en las estadísticas y en el que el porcentaje de fumadores era del 36,2 por ciento. Dentro de este grupo, la provincia es la que tiene el nivel más bajo de consumo de tabaco de toda la región y además es cinco puntos menor que la media andaluza.

Mientras entre los hombres baja la demanda en ese período, entre las mujeres sube. Así, en 1987 fumaba el 19,9 de la población femenina, una proporción que en 2003 era del 23,1 por ciento. El porcentaje es casi dos puntos inferior al promedio de la comunidad autónoma que se sitúa en el 24,9 por ciento y es el segundo más bajo de Andalucía, detrás de Almería (20,6).

Pero hay otra realidad preocupante: la edad de inicio en el tabaquismo disminuye. Si en 1999 los fumadores se iniciaban en el tabaco con 17,08 años en 2003 lo hacían antes: con 16,89. En los dos años comparados, siempre el varón empieza a fumar alrededor de un año antes que la mujer.

No es fácil dejar el hábito, aunque muchos manifiestan su deseo de hacerlo. Según la Encuesta Andaluza de Salud, hasta dos de cada tres fumadores (63 por ciento) de entre 45 y 54 años. Este propósito, en cambio, no es tan fuerte entre los más jóvenes ya que sólo un tercio (32 por ciento) quiere abandonar la adicción.