NI siquiera su experiencia, doble, como rector de Universidad, había preparado a José María Martín Delgado para lo que se iba a encontrar en el PSOE. Tras una vida de éxito en su despacho profesional de abogados, y con el prestigio ganado en el difícil, por no decir cainita, endogámico y florentino, mundo universitario, el ex consejero de Cultura todavía no sale de su asombro de su experiencia como coordinador electoral del partido.

El principal reproche que se le había hecho hasta ahora al eterno mirlo blanco del socialismo malagueño es su falta de experiencia en las agrupaciones, su lejanía de la cocina del aparato, su excesiva pulcritud para mancharse con la fontanería interna. Ése era el impedimento que ha dejado hasta ahora su candidatura a la Alcaldía en suspenso. Es un personaje muy valorado por la sociedad civil malagueña, pero escasamente conocido por los militantes.

Si su nombramiento como coordinador de la campaña se valoró como una buena jugada de la secretaria provincial, Marisa Bustinduy, a la postre el resultado del proceso no ha podido ser más esperpéntico. A pesar de los intentos de Martín Delgado por procurar un proceso de confección de candidaturas justo y equilibrado, en las asambleas se ha escenificado el clima de preguerra civil que vive el PSOE malagueño.

Bustinduy, Pendón y sus muchachos de la Diputación han intentando por todos los medios, y sin éxito, sacar de las listas a Paulino Plata y Luciano Alonso. Han vuelto a calibrar mal -por exceso- sus fuerzas, han hecho el ridículo en muchas de las votaciones, como la de San Pedro Alcántara, y finalmente, después de liar públicamente la marimorena, han acatado las directrices de Manuel Chaves e integrado a ambos en la lista. Hablando de Bustinduy y Alonso, si un termómetro hubiera medido la temperatura del gélido saludo de ayer entre ambos en la visita a los túneles del Metro, seguramente el mercurio se habría congelado.

El coordinador electoral, que semanas antes había sido elegido para el puesto con la aprobación unánime, ha asistido al combate como un espectador más. Y se suponía que iba a ser el árbitro. No obstante, seguro que el ilustre catedrático ha aprendido algo en este máster acelerado en gestión de partidos políticos. Ha demostrado, eso sí, que no tiene una ambición política desmedida , al no incluirse en ninguna de las listas, ni siquiera en puestos como el de León Gross.

la fsp y el psoe

Se ha puesto en contacto con MD la secretaria general de la siempre poderosa Federación de Servicios Públicos (FSP) de la UGT, Beatriz Fernández. El último artículo no sentó bien en las filas del sindicato y Fernández quiso matizar que ni ella es militante del PSOE ni la FSP ha participado ni va a participar en la vida interna del PSOE. La responsable de la FSP admitió que puede que algunos de sus afiliados sean también militantes activos del partido socialista, pero recordó que cualquier actividad política de los mismos no tiene relación alguna con la UGT. Normal que la dirigente sindical está harta de las etiquetas que le cuelgan por los trajines de algún antecesor y algunos compañeros bomberos.