Málaga

La normalización de las adicciones demora la demanda de ayuda

  • El perfil de los consumidores que llegan a pedir ayuda al Proyecto Hombre en Málaga es el de un hombre, de 34 años, con una vida "relativamente estable" y policonsumidor

Preguntarnos por cuántas personas conocemos en nuestro trabajo que tengan problemas de adicción. Esta es la reflexión a la que invita la directora de Proyecto Hombre en Málaga, Belén Pardo, tras dibujar la evolución que presenta el perfil de los consumidores que llevan acudiendo a esta institución desde hace 30 años y que deja patente que las cosas están cambiando, en gran parte, por la "normalización" del problema. En la memoria de 2016, presentada ayer, la fundación ha realizado una comparativa para retratar con quién están trabajando. El dibujo: un hombre, de 34 años, con una vida "relativamente estable", policonsumidor, adicto a varias sustancias simultáneamente, y que espera más de una década para pedir ayuda.

La inquietante retrospectiva muestra cómo el adicto ha pasado de ser claramente identificable a pasar desapercibido. La adicción se ha invisibilizado y ya no es, como en los años 80, una de las primeras preocupaciones de la sociedad española. Si acaso, la vigésima. Ahora, el que recurre a esta ayuda puede ser un padre de familia con una vida estable o tu compañero de trabajo.

Los datos que se mantienen son la proporción de sexo y la edad de inicio

Las cosas han cambiado, como explicó Pardo. Poco más que la proporción por sexo de usuarios que llegan con problemas de consumo se mantiene en la misma línea que hace 30 años. El 86% de los que recurren son varones y el 14%, mujeres. Tampoco ha variado mucho la edad de inicio en el consumo de la sustancia principal, que se sitúa entre los 15 y los 17 años, aunque se aprecia un aumento en los últimos años en el lapso entre los 12 y los 14.

Según los primeros datos recogido por el organismo, entre 1988 y 1990, el 80% de las personas que pedían ayuda estaban en paro. Esta cifra se ha revertido y actualmente corresponde a los nuevos usuario su que ingresan y que tiene un trabajo que pasan a simultanear con su tratamiento. Entonces, el problema principal con el que acudían, en un 98%, era el consumo de heroína. Ahora, se encuentra diversificado entre la cocaína y el alcohol o este último y el cannabis. El policonsumo es lo habitual y, en él, el alcohol es una pieza clave: lidera el promedio de años de consumo antes de llegar a la organización. "Es un problema silenciado, integrado en nuestra vida cotidiana, invisibilizado y, además, muy accesible", expuso Pardo.

Hace 30 años, la media de edad con la que los usuarios llegaban a Proyecto Hombre estaba entre los 22 y los 25 años. En los tres últimos años, ese dato ha ascendido por encima de los 30, en concreto, hasta los 34 años. Este retraso influye directamente en el promedio de años de consumo entre el inicio y la llegada a Proyecto Hombre. Tres década atrás, los usuarios llegaban tras unos 7 u 8 años de consumo, ahora esperan hasta 13 años. Según Pardo, esto es porque la gente tiene menos percepción del problema respecto de su propio consumo: "Es capaz de normalizar su vida con el consumo de una sustancia, el deterioro físico y familiar no se hace tan patente y los adictos compaginan sus vidas con el consumo y tardan en identificarlo como la razón de los problemas que giran en su entorno". Son personas del entorno que tienen un problema que nadie ve, invisible.

La demanda de ayuda suele ser por voluntad propia, motivada por quiebras en el seno familiar o en el trabajo. "Piden ayuda porque no pueden más".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios