Málaga

La otra oficina del Inem

  • Fontanero, carpintero, escayolista y peluquero son algunas de las profesiones que se anuncian en las calles de la ciudad como una salida a su actual situación de desempleo

"Se hacen limpieza y mantenimiento de nichos, tumbas-panteones y osarios en Málaga y pueblos por encargo". Este es el original anuncio con el que Alberto N. ha decidido buscar un nuevo mercado, el de los cementerios, con el que afrontar su desempleo. Después de trabajar durante cuatro años en funerarias de la capital y de agotar su prestación por desempleo el pasado agosto, la semana pasada se dispuso a buscar una salida a su actual situación empapelando la ciudad con su oferta. "Trabajando en las funerarias me di cuenta de lo abandonados que están los cementerios", comenta Alberto, por lo que "me ofrezco para limpieza, arreglos… Hay muchas personas mayores que tienen dificultades para limpiar los nichos de sus familiares", concluye.

Como en su caso, cuando la falta de trabajo e ingresos fijos ahoga a las familias, el ingenio de los parados se agudiza y los anuncios en locales y farolas se convierten en una improvisada oficina del Inem en la que encontrar una ocupación. Las reformas copan la mayoría de las ofertas con carpinteros, fontaneros, escayolistas y albañiles.

Juan T. se ofrece en su anuncio para todo tipo de reformas -albañilería, pintura, alicatados y alisado de paredes, entre otras-. Ha distribuido su anuncio por las calles de Málaga en busca de clientes, pero asegura que "la gente no quiere gastar mucho dinero y tengo que bajar los presupuestos". Aún así, asegura que con estos anuncios ha conseguido realizar "algunas chapuzas, aunque tampoco da mucho dinero". A pesar de sus muchos años de experiencia en una empresa de construcción de Alhaurín el Grande, no encuentra un trabajo estable, lo que unido a que el pasado octubre dejó de percibir la prestación por desempleo, hace que por ahora estos anuncios sean casi su única forma de conseguir algo de dinero.

En esta misma situación está Ángel G., que hace tan sólo unos días colocó sus primeros anuncios por el centro de la capital. Este escayolista lleva más de dos años sin encontrar un puesto de trabajo que se ajuste a sus cualidades y los pocos que le ofrecen "son para otras ciudades y están muy mal pagados", explica. Así, que ve estos anuncios como una forma de conseguir dinero y poder llegar a fin de mes. "Con este tipo de chapuzas he ido subsistiendo, el problema es que he pasado de realizar un par de trabajos a la semana a dos por mes, por lo que he puesto los anuncios para buscar algunos más", comenta Ángel. Además, todo este tiempo en el paro lo ha empleado en formarse y ya ha terminado la Secundaria y ha obtenido el título de vigilante, con la idea de ampliar sus posibilidades de encontrar trabajo.

Los peluqueros también salen a la calle para cortar, peinar y hasta para echar tintes en casas particulares. Mónica M. consiguió algunos ingresos trabajando de esta manera las pasadas Navidades. Anuncia su servicio de peluquería a domicilio por internet y ahora también en las farolas, donde también se ofrece para cuidar a personas mayores. "Llevo dos años buscando trabajo e internet me ha dado resultado, pero después de Navidad ha habido un parón y espero remontar con estos anuncios", asegura Mónica, para concretar que "es difícil conseguir un trabajo de peluquera, la situación es muy complicada, así que esto me sirve para ir tirando".

A Francisco José M. no le ha dado tiempo ni a registrarse como parado en las oficinas del Inem. Ha terminado recientemente un curso de peluquería y en estos momentos se encuentra haciendo prácticas, no remuneradas, en una peluquería. Mediante estos anuncios colocados en las calles "y por los precios económicos que tengo", comenta, acude a unas cuatro casas a la semana, sobre todo a peinar a personas mayores que tienen dificultades para salir de casa. Normalmente, lo llaman las cuidadoras, que ven el cartel en alguno de los espacios donde Francisco los ha colocado.

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