Los alcaldes surgidos de las últimas elecciones municipales se encuentran a mitad de mandato, un momento propicio para que los partidos políticos intenten mover ficha, buscando afianzarse en las alcaldías de cara a las elecciones del 2019 o trabajando alianzas para provocar un cambio de poder municipal y evitar que otros lleguen fuertes a la cita. La moción de censura que se debatirá en una semana en el municipio de Marbella y que arrebatará al PSOE su principal bastión en la Costa, no ha sido la única ni será la última, pues ya se anticipan movimientos similares en otros ayuntamientos.

Hace dos años, la irrupción de los nuevos partidos provocó importantes cambios en los ayuntamientos. Salvo en la capital, en grandes ciudades como Marbella, Torremolinos, Rincón o Nerja, los alcaldes surgieron de alianzas entre varias formaciones, algunas nuevas hasta entonces como Ciudadanos o las distintas marcas locales de Podemos. En el conjunto de la provincia hubo 73 mayorías absolutas y otros 30 ayuntamientos negociaron sus gobiernos, algunos con más de un socio. Ahora, dos años después de aquellas elecciones, los partidos en la oposición quieren tocar poder. Saben que dos años es tiempo suficiente para que los alcaldes en minoría terminen de fortalecerse y para que sus sustitutos lleguen con opciones a las próximas municipales.

En Málaga se han presentado nueve mociones de censura desde las últimas municipales, la mayoría en los últimos meses. El PP perdió en marzo el gobierno municipal de Ronda, que pasó a los socialistas, y que no podrá volver a cambiar de manos al suscribir una mayoría de concejales la moción de censura (algo que no pueden volver a hacer en un mismo mandato). Los populares también perdieron el municipio de Arenas, donde PSOE e IU acordaron repartirse el gobierno.

Los socialistas se quedaron sin las alcaldías de Cuevas del Becerro -primera moción presentada en la provincia-, Pizarra, o Manilva por sendas mociones de censura. Otras dos mociones de censura, en Frigiliana, y Alhaurín el Grande, han terminado en los tribunales por los recursos o impugnaciones planteadas.

Pero los equipos de gobierno en otros municipios siguen en entredicho y podrían cambiar de signo en las próximas semanas. Uno de ellos es el de Nerja, donde los socialistas gobiernan gracias a Ciudadanos, que se está planteando cambiar de socio y devolver la alcaldía al PP, como admitió el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno. Otro municipio que podría cambiar de manos es Torrox, donde los populares vencieron por vez primera, aunque sin alcanzar la mayoría.

Grandes ayuntamientos como Torremolinos, Benalmádena o Vélez también se asientan sobre pactos que en muchos casos dependen de varias formaciones políticas. En todos ellos los socialistas no temen ser relevados antes de las próximas elecciones.

Detrás del control de grandes ayuntamientos subyace la presidencia de la Diputación, una institución hoy gobernada en minoría por el PP. Para el secretario de Organización del PSOE, Cristóbal Fernández, lo que el PP está intentando en la Costa, sobre todo a raíz de la moción de Marbella, no sólo es evitar que los nuevos alcaldes se consoliden sino también "que no mejoren sus resultados en 2019, porque si eso fuera así, mantendríamos buena parte de los ayuntamientos y habría posibilidades serias de gobernar la Diputación".

Desde el Partido Popular la única lectura que, al menos de momento, se quiere realizar, se circunscribe a Marbella y a la moción que esperan materializar los 13 concejales del PP y los dos de la OSP, que suman mayoría. Para el portavoz del PP andaluz y presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, las mociones de censura "están dentro de la ley y son perfectamente democráticas, pero si una tiene especialmente sentido es para que el alcalde sea quien ha ganado las elecciones", en alusión a que los socialistas han gobernado el municipio con ocho concejales, como segunda lista más votada.