Antonio Gutiérrez dorado. activista

"No podemos convertir el Centro en un parque temático de bares"

  • Fue un preso del franquismo por su homosexualidad y un precursor en la lucha de los derechos del colectivo que cree que las ideologías deben quedar al margen de esta realidad

Antonio Gutiérrez en la calle Madre de Dios donde está ubicada la peluquería que regenta desde hace 34 años.

Antonio Gutiérrez en la calle Madre de Dios donde está ubicada la peluquería que regenta desde hace 34 años. / fotografías: javier albiñana

Desde 1984 regenta una peluquería mítica frente a la plaza del Teatro Cervantes. Pero la vida de Antonio Gutiérrez Dorado (Málaga, 1952) va mucho más allá y su espíritu luchador ha copado gran parte de las vivencias de un activista nato, que ha logrado mejorar la visibilidad de los homosexuales y la habitabilidad del barrio que le vio nacer y en el que sigue residiendo. Su paso por la cárcel durante el franquismo debido a su condición sexual le marcó, pero también fue su revulsivo para conseguir algo impensable en aquella época. Hace apenas unas semanas esa lucha le valió el reconocido premio Adriano Antinoo, promovidos por la asociación del mismo nombre en colaboración con la Fundación Cajasol.

-Le tocó vivir la etapa más dura de la represión franquista, ¿cómo recuerda aquella época?

-Mi generación tuvo la desgracia de vivir el final del franquismo con un recrudecimiento de la mano de Carrero Blanco, que vio en la homosexualidad una forma de fortalecer el régimen en sus valores morales que con la apertura del país al turismo podían verse en peligro. Y fuimos los homosexuales los que pagamos el precio cuando se dictó la Ley de Peligrosidad Social con la que, no sólo se nos criminalizó, sino que se nos consideró enfermos.

-¿Cómo se hace frente a esa situación siendo tan joven?

-La sociedad estaba marcada por los valores morales del régimen y era la guía hasta de nuestras propias familias, lo que hacía que en aquellos años fuera un horror encontrarse con un hijo homosexual. Tenías dos opciones: o te metías en el armario y dabas la espalda a la realidad, o le hacías frente. Yo decidí ser yo mismo y me enfrenté al patriarca de la familia, por lo que tuve que irme a Barcelona pese al peligro que tenía la visibilidad de los homosexuales con una ley que incluía penas de cárcel y que fue por lo que pasé 18 meses preso.

-¿Alguna vez se arrepintió?

-No, porque pienso que cada persona tiene que ser feliz y no se puede luchar contra tu propia naturaleza. Ser homosexual no es una moda ni un capricho, es una realidad íntima y personal y uno tiene que ser consecuente con ella.

-¿Fue su paso por la cárcel lo que le hizo iniciar la lucha activista ?

-Yo había vivido desde niño la represión y la persecución por motivos ideológicos y que llevó a la mitad de mi familia materna al exilio y a mi abuelo a ser asesinado, y eso me había creado una conciencia política. Pero es cierto que mi paso por la prisión fue lo que me provocó un revulsivo. Sobre todo, la frase textual que el funcionario "bueno" del módulo de homosexuales de la cárcel de Barcelona nos repetía cuando nos reunía en el patio y que decía: "no pido la cámara de gas, sino que os destierren a una isla desierta y allí os devoréis entre vosotros". Eso me causó un gran impacto e hizo que me surgiera la necesidad de una lucha por la liberación de la homosexualidad.

-¿Cómo fue el paso por la cárcel?

-Yo cumplí mi pena íntegra en la cárcel de Barcelona y no fui trasladado a ninguno de los dos centros especiales para homosexuales, uno en Badajoz y otro en Huelva, a los que iban tras ser calificados como activos o pasivos. Tras una evaluación de un comité psiquiátrico me consideraron homosexual congénito o lo que llamaban mariquita de nacimiento.

-¿La Unión Democrática de Homosexuales de Málaga fue el primer paso para iniciar esa lucha?

-Cuando salí de la prisión en 1973, tuve que volver a Málaga. Los amigos del ambiente que tenía aquí fueron con los que inicié un movimiento que había surgido en Estados Unidos de liberación gay y que fue el primer movimiento articulado homosexual.

-¿Qué cambió con la asociación?

-Pronto me di cuenta de que por nosotros mismos no íbamos a conseguir absolutamente nada. Las fuerzas políticas que surgieron ignoraban nuestra represión y sus consecuencias, y la estrategia a seguir entonces fue acercarnos a ello. Es cuando desde la Unión Democrática de Homosexuales acudimos al PSOE para que nos escuchara. De ahí, surgió la campaña de despenalización de la homosexualidad y que fuéramos incluidos en la Ley de Amnistía. Así empezaron a surgir muchos grupos de homosexuales en España, y todos coincidimos en la misma estrategia. Pero nunca quise vincular el movimiento a una cuestión ideológica porque entendí que ser homosexual va más allá y el objetivo de la asociación era alcanzar la democracia independientemente de las ideologías.

-Sin embargo, se sigue vinculando a veces la homosexualidad a una ideología política, ¿por qué?

-Creo que eso es una lectura interesada de los propios políticos que ven en este movimiento una cantera de votos. Pero la homosexualidad es una cuestión de derechos humanos de una minoría que ha estado maltratada y no puede ser ni de izquierdas ni de derechas, independientemente de que cada homosexual piense ideológicamente lo que quiera. El movimiento gay pecaría si se escorara hacia una ideología porque nosotros estamos luchando porque se nos considere personas normales y que nuestra realidad humana sea visibilizada con los derechos que tiene el resto de la sociedad.

-¿Ve a la sociedad preparada para entender la homosexualidad como algo normal?

-Queda muchísimo por hacer, pero hemos seguido una estrategia bastante inteligente y que ha sido primero visibilizarnos porque lo que no es visible no existe. Por eso, los que nos odian nos quieren en el armario. Después siguió la lucha por la normalización y, sobre todo, por nuestros derechos civiles porque en una sociedad democrática no puede haber ciudadanos de primera y de segunda. Nosotros queremos ser ciudadanos de primera y por eso no nos hemos conformado con la Ley de Parejas de hecho.

-¿Qué supuso el matrimonio gay?

-Fue un logro porque nosotros no tenemos por qué pedir permiso para ejercer nuestros derechos.

-¿Cuál es el siguiente paso legal para alcanzar la normalización?

-Desde el punto de vista de los derechos civiles no tenemos más reivindicaciones que hacer porque se despenalizó la homosexualidad hace 39 años y se consiguió el derecho al matrimonio y a la adopción. Ahora queremos hacer desaparecer los perjuicios y la homofobia y eso es una tarea de varias generaciones porque no es algo a lo que la ley pueda obligar. Pero sí hemos pedido que se incluya la homofobia como delito de odio para que no haya una involución.

-¿Qué relación tiene con el movimiento feminista?

-La normalización de la homosexualidad y de la igualdad de las mujeres llegará lentamente porque hay un pensamiento estructural marcado por los patrones de una sociedad patriarcal. La homosexualidad está en la misma posición porque ésta se reprime al no admitirse que un hombre haga el papel de mujer para satisfacer a otro hombre. Precisamente porque hay quien piensa que una mujer es un objeto y que un varón se quiera poner a su altura es algo inadmisible. Mientras esos patrones existan, nos pasa igual que a las mujeres que alcanzamos derechos civiles pero sin lograr la normalidad plena y pensamos que en el siglo XXI eso ya no tiene cabida.

-La Asociación de Expresos Sociales logró que el Gobierno indemnizara a los homosexuales que estuvieron presos como usted, pero no fue lo único...

-Conseguimos cosas importantísimas como que el Estado haya hecho una declaración solemne pidiendo perdón por la persecución que sufrimos y también ha dado una serie de indemnizaciones cicateras con cuantías ridículas, aunque no era tanto una cuestión económica como que se reconociera el daño y es el único país del mundo donde se ha hecho esto. Lo que tenemos pendiente es que las fichas policiales de los homosexuales que estuvimos presos siguen estando en el fichero informático de la Dirección General de Seguridad del Estado, pese a que en varias ocasiones hemos pedido al Ministerio del Interior que desaparezcan. Pero siempre hemos encontrado la callada por respuesta y esperamos que con la nueva ley de protección de datos se haga porque son datos que no está justificado mantener.

-¿Qué problema encuentra un homosexual a la vejez?

-Es un problema de carácter interno de la comunidad LGTB porque sería una pretensión fuera de lugar exigir a la sociedad una solución para la homosexualidad en la vejez. Si pedimos la visibilidad al resto de la sociedad, lo que no puede esta comunidad es olvidarse y discriminar a las personas mayores porque todo el entramado actual está enfocado a la problemática y a la realidad de los jóvenes. Por contra, el mayor homosexual que es el que ha sufrido todo y ha luchado por los derechos se encuentra discriminado por su propia comunidad. La vejez a los homosexuales le afecta por partida doble porque está mucho más solo una vez que mueren sus padres que son su vínculo más directo. Se necesita un cambio de mentalidad porque hasta ahora la homosexualidad en la vejez ha sido un tema tabú y las residencias están planteadas actualmente para las personas heterosexuales.

-Además de por esto, es un conocido activista en defensa del centro de la ciudad. ¿Qué se encontró al llegar a la calle Madre de Dios hace casi 40 años?

-Estaba decadente debido a un despoblamiento importante y empezó a ser ocupado por la movida malagueña. El alcalde socialista Pedro Aparicio priorizó en aquellos años de principios de los 80 la necesidad de acondicionar otros barrios y dejar de lado al centro. Hasta que no llegó el PP no se empezó realmente a desarrollar su rehabilitación y un modelo nuevo de ciudad incorporando el turismo al desvincularse de Torremolinos.

-¿Y le convenció el resultado?

-No estoy disconforme con ese modelo, sino que creo que es necesaria la crítica y la autocrítica. La crítica es que hemos pasado de la invasión de la movida, al botellón y ahora al zoco turístico, y la autocrítica que debería hacer el alcalde, Francisco de la Torre, es que ha favorecido un modelo mercantilista de Málaga cuando lo importante son las personas. Los intereses empresariales que se tienen en el centro son legítimos siempre que redunden en el bien general, pero están haciéndole la vida imposible a los pocos vecinos que hay o a los que quieren venir a vivir. Pero también a los propios turistas porque el centro ya no es un espacio amable al que visitar o vivir.

-¿Qué déficit ve?

-No se puede peatonalizar el centro sin prever qué se hace con las zonas de carga y descarga, ni la gestión de los residuos que generan tantos restaurantes, mantener un monocomercio basado únicamente en la hostelería. Tiene que haber una diversificación comercial porque no podemos convertir el centro en un parque temático de bares y restaurantes.

-¿Y qué se debe hacer con la feria del centro?

-Hay que plantearse seriamente sacar la Feria del Centro porque sólo es un gran botellón de las 15:00 a las 18:00 de la tarde y mantener esto me parece una burrada porque no supone ningún beneficio. Máxime cuando la feria ya está consolidada en otro lugar.

-¿Hay que limitar los turistas?

-Discrepo en esa idea porque el centro no tiene otra salida más que esa y gracias a eso se está rehabilitando un patrimonio urbano que se estaba cayendo a pedazos. Estaría en contra si se extendiera a otras zonas colindantes. Pero sí falta para hacer habitable el centro infraestructuras básicas como colegios, guarderías, centros de salud y para mayores porque hay turistas también vivir aquí.

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