Málaga

El plan del río propone estudiar la edificación de áreas estratégicas

  • La apuesta del alcalde por embovedar parte del tramo queda pendiente a que los equipos participantes lo consideren adecuado

Vista del río Guadalmedina.

Vista del río Guadalmedina. / javier albiñana

El plan especial mediante el que el Ayuntamiento de Málaga quiere ordenar el cauce del río Guadalmedina a su paso por la ciudad abre la puerta a los equipos que finalmente concurran al procedimiento a proponer nuevas edificaciones en las márgenes del río. Sobre ello, el pliego de condiciones técnicas defiende que los concurrentes puedan poner sobre la mesa "obras o edificios concretos que por su carácter emblemático o por su significación en la propuesta de regeneración del río, deberían ser objeto de concurso arquitectónico o programarse especialmente".

En este mismo sentido, se alude a la necesidad de identificar los "suelos disponibles y las áreas de oportunidad existentes". "Lo que se quiere es que estudien los espacios vacantes que hay, pero no queremos concretar propuestas", expusieron fuentes cercanas al planeamiento, que incidieron en que no se prevé modificación de los usos urbanísticos ahora asignados a esos vacíos urbanos.

Se propone reordenar la plataforma de San Andrés, respetando el auditorio "proyectado"

A ello añadieron la necesidad de que las sugerencias cuenten con el visto bueno de las administraciones afectadas, en el supuesto de que se trate de un solar público. A modo de ejemplo, el propio pliego marca la creación de un gran espacio libre al norte del estadio de La Rosaleda, ligado a la entrada norte del estadio, y la reutilización de los espacios que rodean al campo de fútbol y al otro lado de la Avenida de La Palmilla.

Otra de las cuestiones que llama la atención al analizar el pliego de condiciones es la segmentación en cinco escenarios temporales para desarrollar en su integridad la obra. Ello amplía a un máximo de diez años el periodo estimado para la completa terminación de las actuaciones. A pesar de ello, se subraya la necesidad de definir una fase 0 a ejecutar en dos años. Según los parámetros técnicos, tendrá que ser "de inmediata ejecución tras la aprobación definitiva del Plan Especial, que deberá estar definida a nivel de proyecto de ejecución en el Plan Especial y valorada para ser incluida en el presupuesto de las administraciones actuantes".

De acuerdo con los antecedentes, esta fase 0 es la que estaba destinada de manera más clara a la ejecución de una obra de embovedado de unos 500 metros de longitud entre los puentes de la Aurora y Armiñán. Así al menos lo viene poniendo sobre la mesa desde hace semanas el alcalde, Francisco de la Torre, quien en un primera reunión con el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, José Fiscal, habló de su idea de avanzar en forma de anteproyecto esta intervención.

Fuentes próximas a la iniciativa admitieron que desde el equipo de gobierno se ha pretendido que esa fase 0 estuviese vinculada al gran puente-plaza demandado por el alcalde. Sin embargo, precisaron que la idea es que esa figura se relacione con "actuaciones que sean inmediatas, que no necesiten de elementos complementarios; por el contrario, el puente-plaza tiene que ser objeto de estudios varios". De hecho, podría darse la circunstancia de que la propuesta del regidor ni siquiera formase parte de la intervención final en el supuesto de que los equipos técnicos no la considerasen adecuada. Esa fase 0 se liga en este caso a la construcción de un senda ciclista a lo largo del río.

Dentro de los seis escenarios en los que la Gerencia de Urbanismo divide la traza del río y de las directrices marcadas destaca la apuesta por aprovechar el trabajo para reordenar la plataforma de San Andrés, incluyendo usos mixtos ciudadanos y portuarios, "con mantenimiento del auditorio proyectado" y el nuevo trazado del ferrocarril. Esta parte del trabajo puede entrar en relación con la mesa de trabajo creada meses atrás con el Puerto.

La actuación sobre el río queda claramente condicionada a la necesidad de garantizar una capacidad mínima de 600 metros cúbicos por segundo, lo que, a priori, fuerza a respetar el lecho del río "salvo que los estudios hidráulicos existentes o propuesta hidráulica contenida en el Plan Especial, determinaran que es posible disminuir la sección del encauzamiento". Y en este sentido, se subraya la imposibilidad de disminuir la capacidad del río y sus secciones, así como la utilización "permanente del lecho". La apuesta pasa exclusivamente por mejorar "visualmente" sus condiciones, "sin accesibilidad" desde las márgenes.

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