Málaga

"La próxima vez hago los mojitos con traje de buzo"

  • Los trabajadores del restaurante El Balneario se tomaron humor el primer día laboral tras la tromba

Alejandro Quiles hace un cóctel.

Alejandro Quiles hace un cóctel. / facebook

Málaga vivió el pasado domingo de madrugada otra pesadilla en menos de dos meses por culpa de una tromba de agua y de granizo. Es precisamente en situaciones críticas, dramáticas, cuando el humor aflora. Por eso, el coctelero del restaurante El Balneario-Los Baños del Carmen, Alejandro Quiles, no dudó ayer en bromear sobre el tema mientras apartaba el agua de la entrada con una escoba: "Al principio, cuando comencé a trabajar aquí, me chocaba la situación. Veía las olas estrellarse contra el malecón. La próxima vez hago los mojitos en traje de buzo".

La estampa de la que hablaba Quiles se repitió ayer con olas de cuatro metros. Aún así, los responsables del restaurante decidieron, en vista de que no se corría "ningún peligro", ofrecer el servicio habitual de comidas. "Hay que darles las gracias a amigos, ex empleados y trabajadores que sacrificaron su día libre -el pasado domingo- para echar una mano. Nadie podía decir que hoy estaríamos abiertos, ni nosotros nos lo creemos", reconoció el metre del chiringuito, Antonio Baños, con una disposición digna de copiar en otros locales.

"Venimos concienciados: a remangarse los pantalones y a la faena. Parece que ha pasado una excavadora y lo ha recogido todo en cuestión de horas, pero hemos sido unas 40-50 personas las que hemos hecho posible que esto vuelva a funcionar en menos de 48 horas", explicó orgulloso Quiles. No es la primera vez que El Balneario sufre daños importantes a causa de un temporal. Así lo aseguró Baños: "Ya tenemos experiencia. Sufrimos continuamente temporales. El equipo se ha adaptado a esto. La última vez que lo pasamos peor fue en 2015. Un temporal reventó las ventanas y el muro y destrozó el mobiliario. Todas las piedras del muro estaban en el salón. Aquí habría medio metro de arena. La zona donde se hacen los espetos estaba enterrada en arena".

El chiringuito no sólo abasteció a sus clientes con platos de su carta habitual, sino que también inauguró las segundas Jornadas Gastronómicas de la Ostra. "El menú de degustación de ostras lo hemos ofrecido hoy por primera vez. El temporal no lo ha impedido y la gente se ha sorprendido al ver el restaurante abierto. Sólo cerramos un día para arreglarlo todo. Lo que más que se pide la gente son los pescados espetados y los tartares", detalló Estefanía, una de las camareras, al ver a la periodista ojear el menú de siempre. Mientras, las olas chocaban con furia a escasos metros del restaurante sin que los comensales, más pendientes de saborear su gazpachuelo, se inmutaran.

Afuera, muchos curiosos asomaban sus narices y sus móviles para hacer fotografías. "La gente ha venido por el morbo, a ver cómo ha quedado. Se van a asombrar cuando comparen las fotografías que se vieron en las redes el domingo y las que se hagan estos próximos días", recalcaba el barman. Aunque los más sorprendidos, "de lejos", fueron algunos de los clientes que tenían reservada mesa a medio día. María Macías llamó el pasado viernes para comer con sus padres ayer. "Me he acercado esta mañana, porque trabajo aquí, y le he preguntado a nuestro cocinero que si iba a haber servicio de comidas. Me ha dicho que sí. Son unos campeones", relató Macías "muy contenta". No más que los trabajadores en marcha.

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