El nuevo curso portuario se inicia con las miras puestas en el tráfico de cereales. A nivel mundial el principal exportador es Rusia, pero su actividad se verá mermada por distintos motivos. Inglaterra, Francia y España quieren repartirse parte de su mercado y el puerto de Málaga tiene algo que decir. En un contexto en el que los tráficos de graneles están prácticamente muertos en la capital de la Costa del Sol, éste puede ser un brote verde en tiempos de crisis.

El mercado español parte con cierta ventaja porque las cosechas han sido mejores en la península respecto al resto de Europa, según explica uno de los principales consignatarios de graneles del Puerto de Málaga, José María Pérez, de la agencia marítima Condeminas. En este sentido los principales competidores de Málaga para hacerse con los mercados que pueda dejar libre Rusia esta temporada son Sevilla, Cádiz y Motril.

El trabajo ahora se centra en los despachos para que los cereales que el próximo año se consuman por Europa salgan de Málaga. Ésto se traduciría en puestos de trabajo. Pero más allá de la oportunidad que se presenta con el tráfico de cereales, el movimiento de graneles seguirá a la baja, según distintas fuentes portuarias consultadas.

"Será más de lo mismo que en los años anteriores", dice Pérez. Es decir, los movimientos de cemento y sus derivados seguirán mermados por la crisis del ladrillo. Seguirán bajo mínimos las importaciones de clinker, pues se fabrica mucho menos cemento. Aunque se espera que se mantengan los volúmenes de exportaciones de cemento de los últimos años que realiza Goliat. El freno de las obras públicas ha sido un "lastre" para este tráfico, dicen los consignatarios. Respecto a la exportación de áridos se mantendrá entre las 200.000 y 300.000 toneladas de los últimos años y la semillas de girasol, otro de los tráficos habituales en Málaga, seguirán en dique seco.