“Lo que ocurre no es casualidad. Un día sería un accidente, pero esto es algo provocado”. Así comenta José Luís, un joven vecino de la calle Nuestra Señora de las Candelas, que al volver a casa del instituto comenta con un compañero cómo una noche más los contenedores de esta calle han sido incendiados. Esta vez el fuego se extendió a un coche aparcado, que acabó calcinado.

No es la primera vez que ocurre y si nadie lo remedia puede que no sea la última. Estos actos vandálicos se han convertido en habituales. Los vecinos ya no se sorprenden si al bajar a la calle por la mañana se encuentran una vez más los contenedores quemados. “Primero eran los contenedores de papel, luego pasaron a los de basura”. A las molestias ocasionadas a los vecinos, hay que sumar el coste económico que supone el reemplazar casi a diario estos contenedores.

 El malestar es general entre los vecinos de esta calle de Puerta Blanca. Hicham, es uno de los más afectados. Vive en un bajo junto al lugar donde se ubican los contenedores, todo el humo que provoca se cuela en su casa por el patio. “Esto lleva pasando desde agosto y nadie ha hecho nada. En una semana es normal que se incendien dos o tres veces”. Otra de las molestias ocasionadas es el miedo a aparcar el coche en la calle. “Siempre decíamos que alguna vez se iba a quemar un coche y esta noche ha ocurrido y le podía haber pasado a cualquier vecino”. Además, la cotidiana llegada de los bomberos reduce el descanso de los vecinos.

Joaquina Alba vive en un bloque cercano al lugar de los hechos, se muestra indignada, pero al mismo tiempo resignada a lo que ocurre. “No sé cuál es la solución, porque o ponen una patrulla que controle o va a seguir pasando lo mismo y así no se puede vivir”. Hicham señala que una de las soluciones pasa por colocar una cámara de videovigilancia frente a la ubicación de los contenedores para encontrar al culpable o culpables.