El Prisma

El río de la ciudad

  • Mucho más antiguo que cualquier periódico, más de un siglo más viejo que el diario decano de España, es el primer proyecto para desviar el Guadalmedina y acabar tanto con el peligro como con la división

EN Málaga hay una rica cultura de tradiciones orales. Abuelos, padres, hijos y nietos van trasladando y conservando un amplio legado histórico. Se trata de promesas pendientes, proyectos inacabados e infraestructuras necesarias pero que parecen de leyenda. Un veterano director de periódico acaba de jubilarse y cada vez que venía un ministro a Málaga le contaba la misma historia: "Cuando empecé a trabajar, ya se hablaba de que el saneamiento integral de la Costa del Sol era urgente". A este paso, desaparecerán los diarios de papel y todavía saldrá mierda de las alcantarillas directamente al mar para asombro de los turistas que nos siguen siendo fieles a pesar de nuestros deméritos.

Mucho más antiguo que cualquier periódico, más de un siglo más viejo que el diario decano de España, es el primer proyecto para desviar el río Guadalmedina y acabar tanto con el peligro como con la división que supone para la ciudad. Vamos camino de los trescientos años hablando del problema y la presa del Limonero, la última gran obra que se hizo al respecto, cumplirá dentro de poco la treintena. Porque el cementerio vegetal de La Virreina no se puede considerar obra, sino una broma de mal gusto del Gobierno del PP. Y en cuanto al PSOE, el denominado cinturón verde, el plan de defensa forestal de Málaga que elaborara Ruiz Sinoga y otros expertos de la UMA y que la Junta presentó a bombo y platillo hace una década, sigue perdido en el amplio baúl de los olvidos del Gobierno andaluz en Málaga. No nos cansamos de recordarlo. Resulta inaudito que la mayor repoblación forestal acometida en esta provincia date de los tiempos de la República y los primeros años del franquismo. Ahí siguen Los Montes de Málaga y desde entonces no se ha hecho nada parecido, aunque se prometiera multiplicar su superficie por seis.

En el año 2000, en plena campaña electoral, Celia Villalobos presentó un proyecto para desviar el río y embovedar el cauce urbano. Tendría hasta su línea de Metro. Un compañero articulista, entonces diputado, prometió ante notario abandonar su acta si el proyecto se acometía. Entonces pareció una pequeña temeridad. Hoy podemos decir que José Asenjo jugó sobre seguro. Apostaría a que se jubila sin que el Ayuntamiento, la Junta y el Gobierno consigan ponerse de acuerdo sobre el plan Guadalmedina. De momento llevan tres años sin ser capaces de encargar un estudio técnico serio, sin politizar, que establezca los límites de seguridad de cualquier actuación. Esa es la eficacia de la fundación que dirige el plan estratégico de la ciudad. Con estos estrategas, para qué queremos enemigos.

San Pedro

La herencia que recibió Miguel Ángel Heredia de su antecesora en la dirección del PSOE era ruinosa. Un partido dividido, en el que se había convertido en costumbre mirar hacia otro lado ante las denuncias urbanísticas y con el rumbo moral a la deriva. Mientras los alcaldes ganaran elecciones, poco importaban las barbaridades que hicieran. Estepona fue ejemplo de ello. Uno de los cargos de confianza de Barrientos era Rafael García, subdirector de la televisión municipal y uno de los organizadores de los cursos Ciudad del periodismo, en los que el ex alcalde dio rienda suelta a su egolatría. También fue responsable de comunicación de la gestora de Marbella, lo que le valió para colocar a su mujer como concejala del PSOE (estaba contratada por el Ayuntamiento de Estepona, pero no parece que fuera mucho a trabajar) y acceder él mismo a la dirección de la agrupación socialista de San Pedro Alcántara.

Cuando la operación Astapa desmanteló el quiosquillo de Estepona, García fue destituido por David Valadez, que entendió que era un cargo de confianza de Barrientos. Cobraba 4.800 euros al mes. Tras varios recursos judiciales, hace un mes una sentencia obligaba a Valadez a readmitirlo. Difícil de conciliar el código ético, ir dando discursos de los valores socialistas en Marbella, cuando en Estepona, que no tiene ni para pagar la luz, estás ganando una pasta y has denunciado al regidor de tu partido por considerarte cargo de confianza. El viernes, presionado por el partido, García dimitía como líder socialista en San Pedro. Puede que Heredia haya empezado a enmendar algunos errores del pasado.

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