Francisco Kovacs. médico, investigador y especialista en técnicas de educación temprana

"Cuando un niño sabe que merece un castigo y no lo recibe es demoledor para él"

  • El autor de 'Aprendiendo a ser padres' impartió ayer la conferencia 'Hijos mejor educados, adultos más felices'

Ser la mejor versión posible de uno mismo y mantener firme los criterios ante los hijos son herramientas que facilitarán la ardua y compleja labor de la educación. Así lo considera el doctor Kovacs, que ayer ofreció una charla en el Auditorio de la Diputación organizada por los colegios El Romeral y Sierra Blanca.

-¿Hay claves maestras en la educación de los hijos?

-Hay errores que no cometer. Si uno se deja llevar por lo que ha sido más popular en las últimas décadas el fracaso está garantizado. Los padres no son amigos. En la educación de un niño los padres tienen un papel y los amigos otros, los dos son muy importantes pero diferentes. Si los padres quieren ser amigos de sus hijos tienen que ser conscientes de que los dejan huérfanos.

-¿En qué consiste?

-Básicamente la educación consiste en tres pilares fundamentales. En primer lugar, hacer todo lo necesario para que todas las potencialidades que tenga el niño se desarrollen. En segundo lugar, rodearle de un entorno afectivo que le enseñe a manejarse afectivamente con los demás. Y en tercer lugar, darle un modelo que imitar y transmitir una serie de valores que le permitan al futuro adulto educarse constantemente a sí mismo.

-El adulto, por tanto, es el espejo en el que se va a mirar...

-Eso siempre. Hay numerosos estudios que demuestran que cuando los padres dicen una cosa y hacen otra los niños son perfectamente conscientes de eso. El niño no tiene mucho más trabajo que observar su entorno y aprender de él por imitación. Por ejemplo, sirve de muy poco explicarle que la honradez es un valor que tiene que mantener a lo largo de su vida si ve que en su entorno no se mantiene y no pasa nada.

-¿Cuáles son los principales fallos que comenten los padres?

-La prioridad en la educación de un niño no es la comodidad de un padre, el aplauso de los vecinos, ni seguir la corriente habitual de su entorno. La prioridad tiene que ser el interés del futuro adulto.

-¿Y qué le será de mayor utilidad?

-Los conocimientos, habilidades y aptitudes que le van a ser necesarias, en principio. Y en segundo lugar, las conexiones cerebrales que eso permite generar, que si no se generan en ese momento ya probablemente no lo harán en su vida, y que le van a acompañar para siempre. Pongamos por caso el aprendizaje de idiomas. Se trata de que se divierta y que asuma conceptos como que la disciplina es importante, hay que estar constantemente haciendo cosas que sean divertidas y estimulantes y, además, que sean útiles.

-¿De proporcionar estímulos?

-Los estímulos los van a tener siempre, pero es responsabilidad de los padres asegurar que éstos sean los que les venga bien para su futuro desarrollo y no los que pueda encontrar más fácilmente. Es preferible una conversación interesante con alguien que le va a enseñar a pensar, que enchufar una televisión para ver telebasura.

-Las nuevas tecnologías están en sus vidas. ¿Es bueno, malo?

-Está claro que están ahí e intentar negar su existencia es suicida. La tecnología bien utilizada da herramientas que hace 50 años eran impensables, por tanto, no es intrínsecamente buena o mala, depende de cómo se use. Es responsabilidad de los padres y del sistema educativo enseñarles a manejarse en ese entorno. Ahora es más importante tener criterios sólidos para separar lo que es cierto de lo que es falso que acceder a los datos. Aunque pienso que la tecnología tiene que ser además de, no en vez de.

-¿Cómo deben de ser los límites?

-Indispensables y estrictos. Para ganar mayor capacidad de decisión e independencia tienen que demostrar a través del comportamiento que son merecedores, no por la edad biológica. Cuanto más meritocrática es una educación, mejor es el adulto que sale de ella. Y eso significa que los padres tienen que ser estrictos, siempre con cariño y amor, pero unos padres laxos no son buenos educadores.

-¿Cómo considera el castigo?

-Es absolutamente contraproducente castigar a un niño sin que él sepa el motivo. A la inversa, cuando sabe que merece un castigo y no lo recibe es igualmente demoledor para él. El planteamiento que hace es que si este esquema que me asigna unas funciones concretas no se cumple conmigo, no me puedo fiar de él, no me protege. Las normas son para cumplirlas, aunque el deber del niño sea saltárselas. Hay que explicarle una vez la norma, avisarle una vez y a, partir de ahí, quien tiene que estar preocupado por cumplirla o no es él. Si el niño incumple una norma que conoce su calidad de vida tiene que empeorar inmediatamente y de manera perceptible.

-¿Cuál es el periodo más complicado?

-Pues depende, lo que está claro es que cada año que pasa las consecuencias del trabajo mal hecho son más graves. Los primeros años, que es cuando se fijan las referencias, son fundamentales.

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