Málaga

Un tornado arrasa la zona oeste de Málaga en minutos

  • Vientos huracanados provocan cuantiosos daños materiales en la zona oeste de la capital · Al menos 25 heridos leves por la rotura de cristales y decenas de personas atendidas por brotes de ansiedad

Un desastre. Una hecatombe. Un infierno. Los calificativos que daban ayer los vecinos del barrio de Nuevo San Andrés eran infinitos. Porque un espectacular vendaval arrasó en sólo cinco minutos gran parte de una de las zonas más pobladas de la capital causando graves destrozos en la zona y un total de 25 heridos, ocho de ellos fueron trasladados al Hospital Clínico. Según informaron los equipos de emergencia, ninguno había sufrido heridas de gravedad, pero sí cortes por la rotura de cristales, por golpes de objetos caídos y algunos también con crisis de ansiedad. Además, otras fuentes hablaron de la desaparición de una persona que cruzaba la pasarela peatonal sobre las vías del tren (que sufrió graves desperfectos) justo en el momento del huracán -pasadas las 21.30 horas de la noche- y que fue literalmente barrido por el viento.

El alcalde Francisco de la Torre, se acercó anoche hasta Nuevo San Andrés para valorar los daños e informó que todos los concejales estaban visitando sus barrios para conocer los desperfectos, y espera que el evento pueda ser considerado como tornado para que el consorcio de seguros cubra "todos los daños posibles". "Esto ha sido espectacular y lo mejor es que no ha habido heridos graves", añadía De la Torre cerca de las 1 de la madrugada.

"Esto es increíble, no se puede describir con palabras", decía Antonio, vecino de la calle Conejitos, de la barriada de Nuevo San Andrés, una de las más afectadas por el temporal. En esa vía los residentes tuvieron que ser desalojados porque el huracán había roto las tuberías del gas. Fuera, en la calle, el espectáculo era dantesco. Mujeres llorando y gritando en pijama presas de los nervios ante el desastre que habían vivido en sólo unos minutos y que había dejado una estampa espeluznante.

Pero la peor parte se la llevó la calle Puerto Oncala, donde todos los árboles de la mediana habían sido arrancados de cuajo y caído sobre los numerosos coches que había aparcados. La Policía cifró los vehículos afectados en al menos 60, que se suman a otros 50 ó 60 que habían quedado sepultados al derrumbarse el edificio de aparcamientos donde estaban estacionados en Avenida de Europa. "Yo he ido a ver el mío y ni rastro, está bajo las vigas", añadía Antonio. Otro afectado, que se había comprado el turismo hace unos meses, aseguraba con resignación que su turismo se encontraba bajo tres grandes vigas.

"En nuestro bar la gente se ha metido hasta en los baños víctima del pánico. Y nosotros hemos tenido que sujetar las puertas porque el viento parecía que se las llevaba", contaba Anis Rajá, propietario del bar Islamabad, en Nuevo San Andrés. "Mis hijos y mi mujer están al fondo llorando. Ha sido increíble y todos podemos sentirnos muy afortunados porque aquí esta noche [por ayer] podía haber ocurrido una auténtica desgracia", afirmaba el propietario de este bar, que con la mirada aún perdida por los destrozos señalaba con la mano los puntos más afectados por los vientos huracanados.

Los destrozos eran latentes en todas las calles, con árboles rotos, tejas caídas desde los tejados y numeroso mobiliario urbano destrozado. Hasta allí se desplazaron un alto número de efectivos de la Policía Local, el Servicio de Emergencias del 112, miembros de Protección Civil y los bomberos, que desde las inundaciones de 1989 no recordaban un escenario como el de anoche en esta zona oeste de la capital malagueña. "Cuando hemos llegado aquí no nos podíamos creer lo que había sucedido", señalaba un miembro de Cruz Roja.

Los cuerpos de seguridad se dirigían a los residentes por megafonía y recomendaban a los vecinos que no salieran de sus casas y que desalojaran la calle por el riesgo a que el fuerte viento derribase más elementos de la vía pública. Es más, muchos vecinos se mostraban alarmados ante la posibilidad de que un nuevo vendaval pudiera golpear al barrio después de que Meteorología anunciara al filo de la medianoche que el riesgo de vientos huracanados se mantendría durante toda la madrugada de ayer.

También se desplazaron hasta el lugar varios concejales del equipo de gobierno, entre ellos el del distrito Este, Julio Andrade y el de Urbanismo, Manuel Díaz Guirado, así como el propio alcalde, Francisco de la Torre, que quisieron comprobar in situ los destrozos. "Es espectacular. Nunca me había pasado algo así. Parece que ha habido una guerra", decía un Andrade bastante afectado. Hoy a las 9:00 se reunirá el equipo de gobierno en su totalidad para evaluar los cuantiosos daños económicos y estudiar las posibles ayudas económicas que se pueden destinar a los vecinos.

El dantesco escenario de la barriada de Nuevo San Andrés se repetía en la Luz. En esta zona también se vio afectado el colegio Virgen de Belén, donde el viento derrumbó más de 30 metros de muro del centro educativo. No hubo heridos ni tampoco afectó a ningún coche. "La suerte es que el conserje había aparcado hoy [por anoche] en otro sitio", decía anoche José Luis García, director del colegio. Según contaba anoche, la pared había sido renovada hace unos años, "pero el viento, según dice el conserje, ha sido increíble", añadía. El mismo muro fue derribado durante las inundaciones de 1989 con la crecida del Arroyo de las Cañas. La bolera de la Avenida Juan XXIII también sufrió graves daños al derrumbarse el techo, según aseguraron varios testigos, que también contaron que había varios coches bajo un "espectacular árbol". Así como el concesionario Kia de Camino San Rafael, donde varios vehículos también se vieron afectados.

Las consecuencias del huracán se dejaron sentir en toda la capital. No sólo Carretera de Cádiz se vio afectada, sino que otros puntos de Málaga sufrieron desperfectos. En la mayor parte de la ciudad había árboles tirado y numerosos trozos de fachadas sobre el asfalto. Una gran palmera en la rotonda Manuel Alcántara o varios árboles en la Plaza de la Solidaridad servían de ejemplo mientras los agentes de la Policía Local se afanaban en solicitar prudencia a los conductores. La estación de autobuses era uno de las puntos que ofrecía mayores desperfectos, sobre todo en la estructura del techo, que en algunas zonas literalmente voló e hirió a dos personas. Igualmente el viento destrozó las cocheras de la EMT y algunos de sus autobuses. La calle Unión era otra de las vías más afectadas por los vientos huracanados y por la rotura de los cristales.

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