sanidad Avances terapéuticos

Los trasplantes de médula ósea se han duplicado en solo una década

  • Cada cuatro días se salva una vida con este tratamiento que se basa en la transfusión de células madre · El 15% de los pacientes son niños · El Hospital Materno es referente nacional para trasplantes pediátricos

Quizás porque son difíciles de comprender o porque resulta casi mágico que con una especie de transfusión se pueda salvar una vida, los trasplantes de médula ósea no se llevan grandes titulares en los periódicos. Sin embargo, el año pasado representaron en Málaga un tercio de esta actividad: en el Hospital Carlos Haya se hicieron 178 trasplantes de órganos y 89 de médula ósea. Para tener una dimensión de su importancia, basta repasar algunos datos. Por ejemplo, que cada cuatro días se salva una vida en la provincia por un trasplante de médula ósea o que desde que se iniciaron hace doce años han supuesto una oportunidad terapéutica para 886 personas.

Y van en aumento... En 2001 se hicieron en la Unidad de Gestión Clínica de Hematología del Carlos Haya 39 trasplantes de médula ósea. El año pasado, la cifra se había duplicado con creces al alcanzar los 89. Las razones de este incremento son varias. Primero, que los avances médicos permiten que más pacientes sobrevivan para llegar a estos tratamientos; segundo, que el hospital malagueño ha ampliado su ámbito geográfico de asistencia al ser referente nacional para casos pediátricos; tercero, que se ha añadido la sangre de cordón umbilical como remedio para estos enfermos y, cuarto, que se han duplicado las habitaciones del centro sanitario para estos ingresos.

Aunque genéricamente se llaman trasplantes de médula ósea, en realidad lo que se infunde al enfermo como si fuera una simple transfusión son células madre obtenidas de tres fuentes: la propia médula ósea (de ahí su nombre), la sangre periférica o la de cordón umbilical. Estas células madre se encargan de crear una médula ósea sana. Parece un milagro, pero así se curan leucemias, anemias graves, mielomas, linfomas y otros cánceres hematológicos.

A diferencia de un trasplante de órganos que requiere una operación, meter las células madre al torrente sanguíneo mediante una especie de transfusión resulta comparativamente fácil. Lo duro de estos trasplantes es la preparación previa y el cuidado posterior que requieren. Antes de transfundir las células madre, al paciente hay que destruirle su médula ósea porque está enferma. Para ello, debe someterse a quimio o radioterapia, según los casos. Una vez que se queda sin su médula y se le infunden las células madre, hay que esperar a que éstas prendan, igual que ocurriría con una planta. Ese periodo es delicado porque el enfermo, al no tener todavía una médula nueva, carece de defensas. Cualquier infección podría tumbarlo. Por eso, tras el trasplante debe permanecer en torno a un mes en una habitación de aislamiento que lo mantenga a salvo de microorganismos que no harían daño a una persona sana, pero que complicaría la recuperación de un trasplantado de médula ósea. El incremento de estos tratamientos se debe también en parte a que el hospital ha aumentado esas habitaciones de aislamiento de cuatro a ocho. En 2009, antes de la obra, se hicieron 65 trasplantes de médula ósea. En 2011, ya con las ocho habitaciones de aislamiento, se pasó a 89. De esta cifra, 76 (85%) fueron adultos y 13 niños (15%).

Aunque siempre se usan células madre para regenerar una médula ósea sana, los hematólogos tienen tres opciones: que éstas procedan de esa parte del cuerpo, de sangre periférica o de cordón umbilical. Se usa una u otra en función de cada caso. Antes de 2006 solo había dos alternativas, las dos primeras. A partir de entonces se añadieron las células madre obtenidas de la sangre del cordón umbilical como tratamiento para estos pacientes. Es decir, que se sumó una opción terapéutica más y, por ende, más posibilidades de curación. "Antes no encontrábamos donantes compatibles para algunos pacientes. Ahora hay remedio para casi el 100%", afirma Ana Isabel Heiniger, jefa de Hematología del Carlos Haya.

Los trasplantes de células madre de sangre de cordón han aportado una posibilidad de tratamiento para enfermos para los que hasta hace unos años no existía alternativa. Todavía son pocos, pero van en aumento. Cuando comenzaron, en 2006, el Hospital Carlos Haya utilizó esta fuente concreta de células madre en dos casos. En 2011, esta opción terapéutica se había cuadruplicado al llegar a ocho casos tratados, es decir, el 9% del total.

De los 89 pacientes trasplantados el año pasado, la mayoría lo fue con células madre procedentes de sangre periférica; exactamente, 68. Otros 13 recibieron células madres obtenidas de médula ósea y 8 de sangre de cordón umbilical. Cincuenta pacientes fueron tratados con células madre propias y 39 procedentes de donación. No hay un porcentaje medio de éxito del trasplante. Depende de cada patología y de cada enfermo. Pero Heiniger destaca: "Patologías que antes eran incurables ahora tienen más posibilidades de curación".

Esta semana, hubo polémica por una empresa alemana que busca donantes de médula ósea. El Ministerio de Sanidad defendió el sistema español, un modelo que hasta ahora ha funcionado y muy bien.

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