Málaga

"No creo que un turista venga a Málaga por su oferta de museos"

  • La archivera defiende a los archivos como garantes de la transparencia de las administraciones porque "no vale que digan que lo hacen todo estupendamente sin documentos que lo demuestren"

-¿Qué atesora el Archivo Histórico Provincial de Málaga?

-Este archivo tiene un gran atractivo porque Málaga es una provincia que ha producido muchísimos documentos desde el siglo XV debido a su actividad económica. Y eso hace que el archivo de Málaga tenga gran variedad y cantidad de documentos. Para un archivero eso es siempre un punto de motivación porque te obliga a estudiar todos los días. Cada documento es un reto y cada fondo documental que ingresa precisa un estudio de investigación y al final desmenuzas tanto esos documentos que los haces casi tuyos.

-¿Qué es lo más valioso y lo más curioso que ha llegado a este archivo?

-Los archiveros solemos decir que el documento más valioso es aquel que uno necesita para solucionar un problema y puede ser una sentencia de divorcio, por ejemplo. Pero para fijar la valía de un documento se tiene en cuenta el interés histórico, la antigüedad, que lo que recoja sea exclusivo y en ese sentido el archivo dispone de muchos documentos únicos. Para mi los más valiosos son los manuscritos nazaríes que tenemos porque no los hay en otro archivo. Y documentos curiosos también hay muchos porque todos revelan la condición humana y se pueden encontrar las cosas más variopintas. Curiosamente, la documentación judicial que a priori puede parecer tan aburrida y aséptica atesora grandes curiosidades porque cada documento refleja situaciones personales. Los de la administración no son tan curiosos, pero si hay documentos que recogen la brillantez dejada por algunos funcionarios en determinados momentos de graves crisis como la Guerra de la Independencia, la Guerra Civil o el periodo de la represión.

-¿Hay alguno al que le guarde especial cariño?

-Le tengo especial cariño a la documentación notarial que utilice para hacer mi tesis doctoral y que manejé ya con vocación de ser archivera. El día a día también me ha demostrado que la documentación notarial, que arrancó Alfonso X el Sabio, recoge aspectos de las mentalidades que otros documentos no reflejan. Ya no tanto, pero antes en un testamento se recogían ideologías, intimidades e incluso se reconocían hijos ilegítimos y eso hace que sean documentos atractivos.

-¿La gente sigue consultando en los archivos?

-Cada vez más, pero no sólo investigadores e historiadores. La gran parte de las consultas las hacen ciudadanos que vienen a buscar esos documentos que les pueden servir para una defensa de sus intereses. Desde hace unos años ese público se ha incrementado con temas muy delicados como la memoria histórica para buscar el rastro de familiares y también por el caso de los niños robados. Un segundo bloque de usuarios son las propias administraciones que tarde o temprano tienen que usar documentación que tienen almacenada en el archivo porque se dan casos en los que para decidir sobre un tema actual se tiene que consultar un documento del siglo XIX. Solamente hay una minoría que viene para hacer una investigación científica, lo cual denota un progreso importante en consonancia con lo que deben ser los archivos en un mundo desarrollado donde su función es avalar los derechos ciudadanos, la transparencia y el buen gobierno de las instituciones.

-¿Teme que los avances del mundo digital terminen en un futuro con el archivo en papel?

-No, porque la documentación que ya está en el archivo no se puede destruir al ser patrimonio documental. Cualquier archivo que cuente con un poco de dinero sí digitaliza sus fondos para preservar los originales. Por otro lado están los documentos que hoy en día se producen electrónicamente, pero no me preocupa porque de hecho ya ingresamos material producido así. Las leyes autonómicas y estatales ya prevén esta situación y estipulan que los archivos ingresen esos documentos en disco duro. El problema que hay es que esa información que necesita máquinas para poderla leer con el paso del tiempo dejen de existir como ocurrió con las cintas magnéticas.

-¿Hasta qué punto es importante un archivo para mantener la memoria histórica de un país?

-Es fundamental porque la memoria ha quedado documentada siempre de esa forma. Los archivos en España y otros muchos países han sido claves para demostrar qué pasó, evitar el negacionismo o reivindicar derechos de reconocimiento de víctimas. Por ejemplo, en el caso de los campos de concentración nazis si no hubiera sido por las fotografías que tomaron los aliados y por los muchos documentos que se encontraron en sus archivos, habría quien todavía lo estaría negando. El testimonio de las personas a veces no tiene el mismo valor que un documento escrito. También ocurrió con las llamadas comisiones de la verdad de América Latina, que sin documentos no se hubieran creído.

-¿Se le da la suficiente importancia al patrimonio documental?

-Las administraciones públicas sí porque hay leyes que les obligan a ello. Pero el ciudadano en general no es consciente y, entre proteger una muralla y los documentos de un archivo, la mayoría elegirá la muralla porque está asociado con que puede dar más dinero. Creo que eso responde al poco valor que se le da a los archivos y tenemos que avanzar en ese camino porque se están perdiendo muchas cosas.

-¿Son los archivos un garante de la transparencia del funcionamiento de las instituciones?

-Sin archivos no hay transparencia, esa es la máxima que hemos defendido los archiveros desde hace mucho tiempo y nadie nos creía. No sirve que una administración diga que lo hace todo estupendamente, si no hay ningún documento que lo demuestre porque además los archivos están relacionados con la rendición de cuentas que es algo de lo que hoy en día no se quiere hablar mucho. Y para eso se necesitan documentos, del tipo y del soporte que sea. Por eso también la explicación a la destrucción de muchos archivos. Ha pasado en muchos países recientemente, por ejemplo, cuando se produjo la Primavera Árabe y en Ucrania con la intención de destruir pruebas y evitar que se sepa lo se hizo.

-Con los documentos que han pasado por sus manos, ¿qué diría que ha marcado más a Málaga?

-La importancia del puerto ha condicionado siempre a Málaga y a su provincia, para bien y para mal. El tráfico marítimo y portuario implica la gestión importante de negocios, movimiento de dinero, pero también el desarrollo de ideas que permite dejar de ser un poco chovinista. Y eso todavía en Málaga se percibe. Ahora el movimiento es otro y los extranjeros que tenemos son aquellos que se asientan pero no deja ser una característica de Málaga la cantidad de gente que siempre ha movido. Tiene sus desventajas porque también se favorece la piratería, el tráfico de personas, pero al fin y al cabo todo eso conforma una mentalidad y el carácter de su gente.

-¿Y esa mentalidad es la que le ha hecho ser una zona tan turística?

-El turismo es posterior, es un fenómeno de los años 60. Para los viajeros románticos Málaga no era atractiva, más bien un camino más para ir de Ronda a Granada.

-¿Considera entonces que se sobrevalora el turismo?

-Probablemente y creo que está condicionando demasiado algunos aspectos. En el archivo tenemos documentos del que era el Ministerio de Información y Turismo en los que se ve cómo se trata de un deseo político de la época que Málaga entre en los planes de desarrollo de turismo. Y estuvo muy bien porque se crearon infraestructuras. Pero creo que depender únicamente de la industria del turismo es un problema porque cuando se recupere el norte de África cómo vamos a competir con Túnez, por ejemplo, que tiene mejores complejos turísticos que los nuestros. El monocultivo, sea de turismo o de lo que sea, es perjudicial.

-¿Piensa que el precio ha sido demasiado alto?

-Sí, porque se han saltado normas urbanísticas en algunos casos cuando está más que inventado el turismo sostenible. Para atraer turistas no puede ser que se carguen planes urbanísticos, se ponga en juego la convivencia ciudadana, y se produzca una invasión de mesas y sillas por todos lados porque al final lo que se consigue es matar la gallina de los huevos de oro. La gente prefiere ir a un hotel que tenga un bonito paisaje a un hacinamiento de ladrillo alrededor.

-En Málaga capital se quiere apostar por la cultura para atraer a turistas, ¿la ve suficiente?

-En ese sentido Málaga ha cambiado muchísimo. Me acuerdo cuando yo estudiaba que había una conferencia o un concierto al año. Si está bien o mal planteada, veo lo que ven el resto de ciudadanos y es que hay un exceso de museos.

-¿No cree necesario entonces que el Pompidou venga a Málaga?

-Yo iré a verlo claro, pero en mi opinión habría que hacer un estudio previo de público y desconozco si se ha hecho. Desde luego no creo que un turista venga a Málaga atraído por la oferta de museos que tiene. Sigue atrayendo más el sol y la playa y nuestra manera de vivir.

-¿De todas las reformas que ha sufrido que es lo que cree que más valor le ha dado a la ciudad?

-Es que Málaga ha perdido tanto patrimonio inmueble que es una pena. Pero quizás el Teatro Romano, sobre el que estuvo durante muchos años el propio Archivo Histórico Provincial en la entonces Casa de la Cultura. Precisamente el director en ese momento fue el primero que dio aviso al Ministerio de que había visto unos sillares. Es una pieza singular dentro de la arquitectura clásica que ha creado una buena perspectiva con la Alcazaba, aunque lamentablemente se está convirtiendo en un nuevo espacio para poner mesas y sillas que están haciendo de parapeto a una rehabilitación que ha costado mucho dinero.

-¿Considera que no se ha protegido lo suficiente el patrimonio?

-En Málaga nunca. Tenemos documentos de los años 30 donde ya se denunciaba ese destrozo. Quizás porque es una ciudad a la que le ha importado sobre todo su transformación y su actividad frente a otras ciudades más anquilosadas en el pasado que no han tenido ese movimiento ni esa necesidad. Eso ha hecho que Málaga haya perdido su estructura musulmana y sus casas barrocas que sólo quedan tres o cuatro cayéndose. Supongo que forma parte de su idiosincrasia de vivir el momento. Eso tiene sus ventajas pero en cuestiones patrimoniales tiene sus riesgos.

-¿Se refiere ¡a la zona del centro?

-En general, porque en los barrios pasa igual. Por ejemplo, en la Trinidad no queda ni rastro de la antiguas colonias de obreros. La gente tiene que vivir bien y no estoy diciendo que se conserve todo, pero no podemos seguir perdiendo cosas todos los días.

-Hacía alusión a la Trinidad, ¿confía en que algún día se llegue a rehabilitar el convento?

-Al menos sigue en pie, porque también se podría haber tirado en algún momento. Pero sí confío en que algún día se convierta en lo que sea y se le dé uso porque no cabe duda de que si no siempre va a haber que hacer obras de consolidación para evitar que se caiga.

-¿Qué utilidad le daría al espacio de los cines Victoria y Astoria?

-No sé, para eso se va a abrir un concurso de ideas. Pero como vecina del centro, lo que no entiendo es que no haya servicios básicos como un centro de salud o de mayores o colegios cuando los demás barrios sí tienen. Todo es compatible, pero mi opinión es que en esa parcela o en otra se dote al centro de servicios básicos y no se puede considerar como servicios básicos un museo o un gastrogourmet. También podría ser una placita desde la que se vea la Alcazaba, pero que se haga algo porque pasar por ahí y ver ese deterioro es horroroso.

-¿Se ha convertido el centro en un parque temático del ocio?

-Es que a los bares no se les puede llamar ocio y cada vez vive más gente que reivindican tener espacios como parques.

-En la antesala de un año electoral intenso, ¿cómo ve el panorama?

-Todo periodo electoral siempre me ha supuesto algo atractivo porque es el momento en el que el ciudadano puede elegir como base de la democracia. Aunque haya tres elecciones seguidas lo veo positivo y máxime cuando se está produciendo un fenómeno de cambio, como también está ocurriendo en otras democracias consolidadas europeas donde se va hacia caminos a veces difíciles y peligrosos como pueden ser los partidos xenófobos. Lo que me parece fatal es el estancamiento en cualquier caso. Que cada uno demuestre lo que quiere hacer y que el ciudadano ejerza libremente su derecho a elegir la opción que quiera. Lo raro es que en España no hubiera ocurrido antes como en otros países.

-¿La crisis y los casos de corrupción han podido ser el detonante?

-Tal vez haya sido la espoleta definitiva a algo que tenía que pasar. En cualquier caso es atractivo porque cuanto más se dialogue y se discuta, mejor. Para eso están las democracias, si no estaríamos todos callados.

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