Málaga, ayer y hoy

La visita real que cambió la fisonomía del parque

  • Puerto: El rey Alfonso XIII visitó Málaga por primera vez en 1904 para asistir, entre otros actos, a la demolición de las murallas de la Alcazaba que dio lugar a la zona del Ayuntamiento.

El rey Alfonso XIII llegó a Málaga el 28 de abril de 1904 a bordo del yate real Giralda en una visita que se prolongó hasta el 1 de mayo y que incluyó su paso por Granada. Eran años difíciles, con el país sumido en una situación depresiva por la derrota en la guerra con Estados Unidos en 1898, y con la provincia malagueña intentando recuperarse de la crisis de fin de siglo que había provocado la ruina de muchos campesinos y el declive de la industria textil y siderúrgica, en pleno apogeo de la emigración con destino a América y con unas tasas de analfabetismo cercanas al 80%.

El monarca atracó en el muelle número 2 (el actual Palmeral de las Sorpresas) procedente de Almería en la que fue su primera visita a la ciudad. Descendió a tierra a bordo de una falúa del Real Club Mediterráneo, sociedad de regatas de la que el rey era presidente honorario, entre los vítores de los espectadores, el repique general de campanas y los acordes de la marcha real.

La Junta de Obras del Puerto encargó a varios artistas la decoración del tinglado metálico del muelle -que se ve en la imagen-, que quedó ornamentado con telas, lámparas eléctricas y plantas. En la cubierta se colocó un frontón con el escudo nacional, un asta con la bandera y unos banderines pintados por Moreno Carbonero. Según el historiador malagueño Víctor Heredia explicó que "el embarcadero estaba formado por una amplia escalinata cubierta con alfombra roja sobre la que se dispuso un tapiz especialmente encargado en Madrid para la ocasión".

La ciudad se engalanó para celebrar la llegada de Alfonso XIII. Se situaron dos arcos conmemorativos en la calle Larios y en la plaza de la Constitución, unidos a varios elementos arquitectónicos distribuidos por los diferentes puntos de la urbe en los que estuvo el rey, que dio los primeros golpes de piqueta para la demolición de las antiguas murallas de la Alcazaba situadas más cerca de la Aduana. También acudió, contó Heredia, al campo que el Tiro Nacional poseía en El Atabal, atravesando el barrio de la Trinidad y el camino de Antequera, y visitó la fábrica de azúcar de Zamarrilla, la destilería de Jiménez y Lamothe, en el barrio del Perchel, la fábrica textil Industria Malagueña y los Altos Hornos.

A la vuelta de Granada, el recorrido real incluyó lugares como la Catedral, el santuario de la Victoria, el Colegio de la Asunción en Barcenillas, El Palo y el Club Mediterráneo. El soberano se alojó en el mismo barco que lo trajo y para la recepción que se ofreció a las autoridades y notables malagueños se eligió el edificio de la Aduana.

La obra que siguió a la visita

Unos días después de la visita regia, empezaron los trabajos de demolición de las murallas de la Alcazaba en la zona de Haza Baja, para crear un desmonte para crear solares comprendidos en el proyecto de las obras del Parque. Eso dio lugar a la calle Guillén Sotelo y a los solares donde se construyeron el Ayuntamiento, el Banco de España, el edificio de Correos y los Jardines de Pedro Luis Alonso.

Cuatro visitas a Málaga

A lo largo de su reinado, entre 1902 y 1931, el rey visitó Málaga oficialmente en cuatro ocasiones. Esta primera de 1904, en 1921 para inaugurar el pantano del Chorro, en 1926 para inaugurar el Hotel Príncipe de Asturias (luego Miramar), y en 1928, cuando llegó a bordo del Juan Sebastián Elcano y realizó una breve visita a la ciudad y al castillo de Gibralfaro.

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