Chory Castro ha pasado del ostracismo a portar el estandarte del equipo. Ayer se presentó a capitán general de un equipo que bailó a su ritmo, el que sus 33 años le permiten.
"Necesitábamos ganar y no importaba el cómo. Fue un partido de muchas emociones, pasamos a estar por debajo y pudimos remontar. Eso habla de la fortaleza del grupo", decía el uruguayo en zona mixta tras celebrar y recuperar un poco el aliento en el vestuario.
El extremo se pasó los últimos 20 minutos estirando el gemelo: "No había más cambios, no quedaba otra. Había que aportar lo mínimo. El músculo no aguantó más, pasaron factura los dos o tres días con el virus". Y recordó: "Somos conscientes de lo que nos estamos jugando".
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