levante-málaga cf · la previa

Faltan los papeles

  • Desahuciado y sólo a falta de certificación matemática, el Málaga será de Segunda si hoy pierde en el Ciudad de Levante

  • José hace cuatro cambios en la convocatoria

Diego Rolan, en un entrenamiento reciente.

Diego Rolan, en un entrenamiento reciente. / javier albiñana

El malaguismo tiene plenamente asumido que la temporada próxima jugará en Segunda. El jeque aún escribe algún iluso tuit hablando de no rendirse, denotando que vive en un mundo irreal. Pero las matemáticas tienen estrangulado al Málaga, que hoy puede certificar su descenso matemáticamente en el Ciudad de Valencia. Será hoy, el domingo o la semana siguiente. Parece cuestión de tiempo que este viaje, el más largo y exitoso del fútbol malagueño de manera ininterrumpida en la élite, finalice de manera desgraciada.

Se habla de profesionalidad, de orgullo y de escudo. La palabra es la principal defensa de entrenador y jugadores. La responsabilidad está compartida y emana desde lo más alto, pero nadie puede eludirla ni esconderse tras el paraguas del jeque. Es el principal culpable a miles de kilómetros, pero sus soldados en Málaga no han dado la talla en esta horripilante campaña 2017/18 que puede ser la peor de la historia en Primera.

Viaja el Málaga al Ciudad de Valencia. Hasta no hace mucho, el Levante estaba a tiro, permitía vida a un equipo moribundo que apenas ha ganado cuatro partidos en toda la temporada. Demasiado poco. Razonan los técnicos que se han recibido 50 goles, que hay varios equipos que han recibido más. Que la falta de gol ha sido el principal problema. Pero realmente el naufragio ha sido colectivo. Pensar que se gastó el dinero de la venta de Sandro, Fornals y Camacho en Cecchini, Rolón o pagar una tremenda ficha a Borja Bastón da para llorar.

Puede ser el epílogo matemático a esta aventura. José González, que será el notario del equipo que bajó aunque su culpa quede sepultada en términos cuantitativos, devolvió a la lista de convocados a Borja Bastón, Keko, Luis Hernández y Diego González. Son tres partidos en una semana y se duda si habrá rotaciones o no. No ha sido muy amigo de ellas el técnico gaditano, aunque en una tanda anterior con partido intersemanal sí acometió algún cambio. Seguramente sea el momento de despejar algunas dudas que existan sobre la validez de algunos de los futbolistas con los que hay contrato para la temporada en Segunda.

En Valencia espera un gran ambiente. El club granota ve cerca la salvación aunque nota el aliento de un renacido Deportivo, que cogió impulso apoyándose en los hombros del Málaga en el partido de hace unas semanas en Riazor. Ahí murieron las esperanzas mínimamente reales de permanencia. Seguramente nunca fueron tales desde ese verano infame en el que se encadenaron decisiones calamitosas desde los que entonces estaban al mando: Al-Thani, Arnau y Míchel.

El desenlace es inevitable, sólo faltan los papeles que certifiquen el descenso. Se pide dignidad y orgullo al defender una camiseta, cierto decoro. Pese a la lluvia de derrotas ha sido más impotencia e incapacidad que falta de actidud. Ha habido pocas goleadas, se ha competido, aunque fuera de manera artificial en muchos momentos. Pero ha resultado una temporada huérfana de alegrías. Una victoria o un empate mantendría el Málaga la respiración asistida. La derrota es el adiós matemático a Primera.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios