No es normal que con tan poco tiempo de trabajo y, sobre todo, tan pocos minutos de juego en pretemporada se vea a un equipo jugar bien. El Málaga lo hizo. No parecía posible tras una tediosa primera mitad, pero tras el descanso el equipo de Javi Gracia se animó, y de qué manera. Rompió a jugar al fútbol y a llegar a la portería del Friburgo. Para romper el cántaro y para permitir a Cop empezar de manera madrugadora a la rehabilitación goleadora por loa que aterrizó aquí. Apenas con dos entrenamientos a cuestas y unos minutos en el campo anotó su primer tanto. Fue una victoria justa pero corta. Esas buenas sensaciones fueron el equipaje de vuelta del equipo tras su fin de semana a la alemana.

Ni al Málaga del Karlsruher había que considerarlo preocupante ni tampoco toca venirse muy arriba después de la sólida victoria de ayer. Obviamente, trabajar desde los triunfos sienta mejor y da más confianza en el trabajo. Si el viernes a los nuevos no hubo manera de catarlos, lo de ayer permitió algún juicio inicial. Charles, por ejemplo, pasó de desasistido a protagonista. Con más movilidad que ante el Karlsruher, agolpó protagonismo en la mayoría de los ataques de la segunda mitad (había entrado tras el descanso). Lo buscó en acción individual, en un remate desde dentro del área y también desde fuera; sin embargo, fue de asistente como dejó su mejor recuerdo en el partido. Controló mal en el área, pero se rehizo, encaró a un defensa y ganó la ventaja suficiente para ver a Cop en el segundo palo a los 74 minutos. El croata hizo un buen movimiento de desmarque a la espalda del central y concretó a gol la asistencia con un cabezazo picado que sorprendió al portero. No hay mejor manera para que un goleador se adapte que marcando en su primer partido. Si bien Charles también pudo irse satisfecho del encuentro.

Algo más discreto fue el turno de Tighadouini, a quien Gracia le dio la alternativa desde el principio. Intentó dejar su marca de la casa con un par de quiebros con cesión posterior a Recio, quien lanzó flojo abajo. Al borde del descanso intentó mostrar su buen disparo y se mostró tan enérgico que por una patada a destiempo se llevó la amarilla, algo poco habitual en verano.

Si algo permitió al Málaga dejar tantos buenos momentos en el partido fue su capacidad asociativa. Espinho mostró sus credenciales en ese sentido, aunque fue Darder quien permitió una buena salida desde atrás. También explotó el equipo las acciones a la contra, que permitieron varias oportunidades como para haber conseguido una goleada. De hecho, un minuto antes del tanto de Cop, Duda conectó un gran latigazo desde la frontal que entre el larguero y Schwolow, el mejor de los locales de largo, abortaron. Fueron tantas las oportunidades que hubo que hasta Filipenko se animó a buscar el tanto; un buen cabezo del bielorruso casi de espaldas lo sacó con un escorzo el meta del Friburgo cuando ya se cantaba el tanto.