Málaga C.F.

Málaga habla hoy

  • El equipo se enfrenta a La Rosaleda tras firmar el descenso matemático hace tres días

  • Desde Fondo Sur 1904 se propone entrar al campo varios minutos después del comienzo

Málaga habla hoy

Málaga habla hoy

Hoy no hay comunicados. Hoy no hay tuits. Hoy habla un estadio, una afición, una manera de ser y de sentir. Hoy habla el malaguismo, en su campo, en su templo, en su hogar. La afición del Málaga dictará sentencia después de que el pasado jueves se confirmara el descenso matemático a Segunda División. Y seguro que será más indulgente de lo que merecen algunos. Se intuye que se cargarán las iras sobre los Al Thani y los futbolistas. Eso básicamente. Por el camino también pillarán técnico y habrá que ver si algún miembro más de la entidad como el director deportivo.

Es una verdadera incógnita saber si Málaga acudiará en masa al estadio a modo de lección magistral o si preferirá llorar las penas en casa. Los que irán seguro serán los componentes del Fondo Sur 1904, que componen en esencia Frente Bokerón y Malaka-Hinchas. Ellos ya mandaron un comunicado en la tarde ayer en el que anunciaban, entre otras cuestiones, que dejarán sus butacas vacías en el arranque del partido de manera voluntaria a modo de protesta. Además, piden a los demás malaguistas que se unan. Es la pena que tienen los aficionados del Málaga en este momento. Apenas les queda el derecho al pataleo.

Lo que se vea en el campo, huelga decir, poco les importará. Ya no sirve absolutamente para nada. Si el escudo fue arrastrado durante las más de 30 jornadas en las que hubo algo en juego, de nada sirve tirar de casta y orgullo para las cinco citas que restan para que la temporada oficial baje el telón.

Hacía 12 años que el Málaga no se veía en una de estas. Desde aquel esperpéntico curso en el que Manolo Hierro cogió las riendas del equipo en sustitución de Antonio Tapia, la afición no tuvo que verse en semejante fango. Pero los lamentos no cambiarán la realidad. Queda esperar que este trago no sea más que otra cicatriz de guerra de la que presumir cuando se regrese al lugar que le corresponde a la entidad por historia y por masa social.

De todos modos será interesante ver cómo salen los jugadores al campo después del descenso y del paripé del viernes en La Rosaleda, con una comparecencia colectiva en la que siguieron faltando rostros y en la que algunos de los que se vieron restaban credibilidad. La mayoría de ellos están viviendo sus últimos días de blanquiazul. Pocos serán los que llorarán sus marchas, más bien todo lo contrario. Y habrá que ver si José remata a faena haciendo de hombre de club.

Estos días podrían servir para empezar la purga. Al menos, así debería ser. Ya que no se ha hecho en las semanas anteriores con el descenso cantado, que se utilicen estos días para dejar de cuajar a tantos cedidos que pronto volarán para no volver jamás. Para dar minutos, mejor los que seguirán, los que se espera vender o, incluso, algún canterano. Cualquier otra cosa va en contra de los intereses del club. El Málaga, por cierto, con 17 puntos, tiene 15 por delante para no ser peor que aquel equipo de Hierro, que se fue a la categoría de plata con 24 puntos (17 los sumó con Tapia).

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