Se acaba la gira del Málaga por Holanda con algún escarceo por Alemania. El equipo disputa su quinto amistoso del verano, ante el Borussia Mönchengladbach (16:00), y en cuanto acabe el partido tomará un vuelo chárter para regresar a la Costa del Sol. El equipo suma cuatro derrotas en cuatro encuentros y, aunque los resultados no son decisivos en esta época, su gente espera que pueda poner punto y final en Garderen con un triunfo o, al menos, una mejor imagen.

Aunque las piernas blanquiazules se notan bastante pesadas y el pasado miércoles se enfrentó a un rival más rodado y fresco, el desencanto durante la segunda mitad contra el AZ Alkmaar fue bastante notorio. Continúa el equipo sin dar sensación de continuidad más allá de esa notable media hora de inicio contra el Hertha Berlín, interrumpida desde la expulsión de Jony.

Está por ver si Míchel continuará apostando por dos onces diferentes o con múltiples cambios durante la segunda mitad, algo que por descontado condiciona la manera de jugar y de que los jugadores se conjunten. Los chicos que el técnico se llevó del segundo equipo continúan acumulando méritos desde el punto de vista individual, aunque la química con sus compañeros todavía, como es de esperar, no es la más óptima.

Cabe esperar, en función de cómo haya visto Míchel a Cecchini, que dispute sus primeros minutos como jugador blanquiazul. Ha acumulado varios viajes pesados en pocos días y hay que tener buena mano con él, si bien maneja una intensidad física que ya empieza a gustar al técnico y no es descartable que se estrene. Será importante también que otro de los recién incorporados, Kuzmanovic, siga acumulando minutos de calidad, pues puede ser decisivo esta temporada.

El Borussia Mönchengladbach, venido a menos la pasada temporada, ha intentado rehacerse con varias apuestas. Al menos físicamente no debería haber diferencias, puesto que comenzará la Bundesliga el mismo fin de semana que el Málaga.