Si se pone uno a rascar en el Málaga, verá que lo que falla, básicamente, es el primer equipo. Es la oveja negra de una entidad descabezada, pero que sigue recogiendo éxitos en sus escalafones inferiores. Y eso no puede obeceder a la casualidad, tiene que haber un trabajo detrás. Bien hecho, huelga decir.

Lo de los equipos juveniles es algo antológico. El División de Honor, la joya de la corona, está de celebración después de imponerse por segundo año consecutivo en un grupo complicadísimo. Medirse a las canteras de Sevilla y Betis no es poca cosa y poder mirarlas por encima del hombro no es poca cosa. Luego está lo del San Félix, otro hito sin parangón. El equipo vinculado al Málaga ha terminado tercero y clasificado para la Copa del Rey.

Ambos esperan los sorteos de las próximas competiciones. Hoy se celebrará en Ciudad Real el de la Copa de Campeones, en la que los blanquiazules vienen de ser campeones en 2016 y subcampeones la temporada pasada.

Siguiendo con la cantera, el Atlético Malagueño está cumpliendo con lo esperado. El objetivo del filial es ascender. Ya a pecho descubierto, no como en años anteriores donde el concepto "formación" servía de chaleco antibalas para más de uno y más de dos. El conjunto que entrena Dely Valdés marcha primero en el Grupo IX de Tercera División, con cinco puntos de ventaja con respecto al Almería B (segundo y con un partido jugado más).

Hasta el Málaga femenino está cuajando una campaña sensacional y ya comienza a vislumbrar la fase crucial de la temporada, en la que aspira a colarse en la élit. Las chicas de Antonio Contreras están cerca de proclamarse campeonas de su grupo, donde actualmente son líderes a falta de dos jornadas con tres puntos de ventaja sobre el Granada, su único perseguidor.