El nuevo entrenador y los viejos jugadores. Poca opción para el cambio tuvo el Gato Romero, al menos pensando en la incidencia en el electrónico, puesto que la intensidad que infundió a sus jugadores quedó en segundo plano ante los errores repetidos. De nuevo la derrota encuentra su explicación en desatenciones particulares que costaron caro. Michael Santos, Juan Carlos, Diego Llorente o Mikel Villanueva no estuvieron a la altura en determinados momentos y la exigencia de un rival poderoso arriba. De nuevo demasiados suspensos.

Hubo buena disposición ofensiva y se pudo ver a varios jugadores tirando de ese carro. Cómo no, Sandro por encima de todos ellos. Él solo creó ocasiones de gol -pudo haber marcado el empate en un par de oportunidades casi consecutivas en la primera mitad- y fue clave en el autogol de Wass, puesto que su golpeo iba lleno de intención, fuerza y efecto. Sigue sin ser contagiado de los males colectivos. También tuvo buenos momentos Chory Castro, sobre en la exposición de los primeros minutos. Hasta dos remates a puerta pudo disfrutar el uruguayo abortados por Rubén.

Kameni regresó a la titularidad sin pena ni gloria, sin una sola parada a cuestas, y a Llorente el paso por el banquillo le duró diez minutos, el tiempo que tardó en lesionarse Miguel Torres. Eso sí, ofreció la errática cara habitual.