Finalizó una primera vuelta en la que, mirando la clasificación, se puede decir que el Málaga está ligeramente por debajo de donde marca su presupuesto. Por la plantilla que se había hecho y la expectativa despertada, la afición esperaba bastante más de los suyos, que han mostrado un nivel mediocre sin mayores consecuencias por el gran rendimiento ofrecido en casa. El descenso está a ocho puntos; Europa a diez. Ahora comienza una segunda en la que se espera una mejora. Y como para obtener resultados diferentes nada como los métodos nuevos, ese es el camino que aguarda a los de Romero. Porque entre fichajes de invierno y lesionados que vuelven, la fisonomía blanquiazul a punta a cambiar sensiblemente a partir del viernes.

Es habitual que los futbolistas incorporados durante la ventana invernal vengan para cubrir una carencia y, por tanto, lo hagan para ser titulares. En el caso del Málaga, la actuación de la dirección deportiva obedece no sólo a desaciertos en la planificación veraniega, sino a una plaga de bajas que ha ido haciendo mella durante varios meses. Por ello los planes de Marcelo Romero pasan por que los Demichelis, Luis Hernández y Peñaranda estén en el once titular siempre que las circunstancias lo propicien. En el caso del argentino, tras tanto tiempo de inactividad, su ingreso será progresivo, pero a medio plazo él y el madrileño están llamados a ser la pareja de centrales habitual. Igualmente, si termina viniendo N'Diaye, tal y como es deseo de Francesc Arnau, el franco-senegalés tendría muchas opciones de aportar su músculo en el doble pivote junto a Ignacio Camacho.

Ahí no acaba la cosa. La enfermería empieza a escupir piezas que han estado bastante tiempo sin utilizar. Los ejemplos más gráficos son los de Keko y Charles, por suerte ya reintegrados en el trabajo diario. El extremo regresó a la convocatoria el pasado fin de semana y Osasuna será el rival que le rebautice como blanquiazul. Al menos esos son los planes del entrenador uruguayo, que pasan por ir dándole minutos de manera gradual para que pronto pueda ser ese jugador diferencial por el que se hizo una fuerte inversión. Él y Jony debían ser los dos elementos que por bandas dieran un aire distinto al equipo. La cuestión del asturiano es bien distinta, pues debe recuperar la confianza tras un rendimiento débil durante el año que no se puede achacar a las lesiones.

La otra cara de la moneda es que jugadores que han amasado bastantes minutos de la primera vuelta atravesarán un periodo de ostracismo. Vienen a primer plano los nombres de Diego Llorente o Koné, fichados en verano para tener mayor protagonismo, o Mikel Villanueva, quien por circunstancias cambió la grada para ser un tipo importante en las alineaciones.