La vida tiene caminos de ida y de vuelta y un toque irónico que a veces te obliga a reír. También te ofrece capítulos sorprendentes y otros que jamás habrías imaginado que pudieran darse. Por esos vaivenes, por esos caprichos, este lunes se producirá un reencuentro algo más que anecdótico en el Málaga-Espanyol. Por primera vez, Sergi Darder se verá en el estadio de La Rosaleda como rival, se vestirá en el vestuario del visitante y, posiblemente, oirá pitos de la que fue su afición. Su salida de la entidad de Martiricos fue uno de los culebrones más desagradables de los últimos tiempos.

En el contexto de aquel Málaga heredero de la Champions todo era extraño, pero de entre todas las barbaridades que ocurrieron en aquella época, se lleva la palma la venta de derechos de los futbolistas más prometedores del Málaga a fondos de inversión de dudosa reputación. Uno de los afectados por todo aquello fue Darder.

Pero la animadversión del malaguismo hacia el centrocampista de Artà no fue por ver cómo los 12 millones de euros que pagó por su traspaso el Olympique de Lyon se quedaron en prácticamente la mitad. Fueron los cruces de declaraciones, la rebeldía, las maniobras de su agente (Minguella Jr.), las mentiras de Vicente Casado, su falta de empatía hacia la afición. Un cúmulo de malas decisiones... Dos años y medio después le toca volver a la que fue su casa. Sin prestigio ni cariño.