málaga cf | ESPANYOL

Por amor propio

  • El Málaga vuelve del parón navideño ante el Espanyol con la imperiosa necesidad de sumar para salir de abajo

  • Se exigen actitud y puntos ante una Rosaleda que soportará otro lunes más

No hay más descansos, apenas un parón más por selecciones. Vuelve el fútbol en un 2018 cuya primera mitad puede ser una de las más determinantes en la historia del Málaga y no para bien, precisamente. De aquí a mayo se la juega el club sobre el césped en la carrera de fondo de la Liga. La permanencia anda entre ceja y ceja y lo único que queda es sumar sin condicionantes en citas como la de hoy ante el Espanyol, superando la tensión propia de una situación que requerirá depurar responsabilidades.

Por lo pronto Míchel se vuelve a sentar en el banquillo tras las dos derrotas con las que se cerró 2017 ante Betis y Alavés. Los escasos 11 puntos pesan mucho, y con razón, en la opinión pública, ya no tan favorable como antes al técnico, pero la dirección deportiva se sigue encomendando al madrileño, quien continúa metido en su lucha dialéctica con el club y reclama más refuerzos.

2Puntos. Son los que el equipo podría acercarse a la salvación tras el empate del Deportivo

Ignasi Miquel ya debutó ante el Alavés y hoy podría tener su reestreno oficial Manuel Iturra, quien tuvo 45 minutos en la derrota de esta semana ante el Hamburgo. El nivel del chileno sigue siendo una incógnita, pero esos son los mimbres que hay por lo pronto mientras se cierra al particular ritmo de la propiedad el fichaje de Alberto Bueno.

No ayudan las ausencias. Adrián se fue expulsado desde el banquillo en el duelo ante el Betis y entretanto las opciones de ataque se reducen. Sin Rolan y con la duda de Borja Bastón, Peñaranda es el único delantero disponible. Ello podría invitar a que Míchel recupere su esquema fetiche, el 4-1-4-1, con la entrada precisamente de Iturra como escudero de Recio y Kuzmanovic.

Como sea, no se entiende nada que no sea sumar. La presión es tal porque el margen se reduce a cada partido y las circunstancias se han dado favorables una semana más con la derrota del Alavés y el empate del Deportivo, con lo que se podría arrancar el año a dos puntos de la salvación. De igual modo vienen en adelante compromisos para construir la permanencia. Getafe, Eibar, Girona y Las Palmas, nada menos.

Curioso es, de paso, que solo uno de estos cuatro compromisos se jugará en fin de semana, el del Girona. El Getafe cerrará la primera vuelta en viernes y los demás serán en lunes, como hoy. Son los caprichos de la Liga entre que el Málaga -y también Espanyol, otro de los fetiches de Tebas para el lunes- lo acepta con resignación. El horario hará daño a un público hastiado por estas designaciones, por supuesto, pero sobre todo por el rumbo de su equipo.

El mal mayor de los tropiezos con Betis y Alavés fue la imagen. La sensación de dejadez. Porque pese al periodo de casi resurrección con las victorias frente a Deportivo, Celta y Real Sociedad, el A, B, C del 4-4-2 y el centro lateral quedó agotado. En Mendizorroza, de hecho, se pudo salir con más que un 1-0 en contra y la movilización de algunos aficionados el pasado 28 de diciembre fue una pequeña muestra de lo que hoy podría suponer una nueva derrota del mismo estilo. El hartazgo está ahí, aunque ahora en stand by entre que se hace la digestión de las fiestas y se comprueba si los fichajes tienen peso y un efecto positivo.

Lo de hoy es otra final más y quedarán 20 después. Sin Copa, sin apenas parones. Solo Liga, solo un objetivo. Y la obligación de morir en el campo por los 25.000 de los recibimientos sin importar el día o el tiempo. Los puntos de hoy, de la semana que viene o la otra son nada menos que una cuestión de respeto y amor propio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios