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Un colista atípico

  • Pese al 1 de 21 en puntos, algunos de los factores importantes están de lado del Málaga

  • Directiva y jugadores respaldan al técnico y la afición en La Rosaleda ha crecido

El grupo atiende a las explicaciones de Míchel en un entrenamiento reciente.

El grupo atiende a las explicaciones de Míchel en un entrenamiento reciente. / marilú báez

Se acabó un fin de semana atípico. Ya son dos domingos consecutivos los que la plantilla del Málaga no ha trabajado. Cosas del parón por los compromisos internacionales. El que viene, eso sí, traerá una tonelada de energía y responsabilidad por todo lo que hay en juego. Obtener la primera victoria del curso se hace perentorio. Y sin embargo, hoy el trabajo semanal comenzará con sensaciones extrañas, puesto que algunos de los tópicos del colista no se cumplen. Existe una comunión total entre la plantilla y el entrenador y el clima de trabajo de esta semana se avecina agradable y con las pilas cargadas por parte de todos los actores.

Para muchos, de hecho, ya es bastante sorprendente que con esos números no se haya destituido a Míchel, o al menos que haya recibido un ultimátum. No ha sido así en ningún momento, por más que resulte obvio que al técnico madrileño le está costando levantar a los suyos de la lona. Cada vez que un jugador habla, a veces sin que se le cite siquiera al preparador, rompe una lanza en su favor. No es cuestión de enviar un tópico al entorno para mantener la calma, sino convicción.

El silencio de Al-Thani en Twitter en la última semana también ha aportado serenidad

Del mismo modo, el director deportivo, Francesc Arnau, tiene su fe depositada en que Míchel hará que el equipo retome el vuelo desde el próximo fin de semana. El diálogo entre dirigente y técnico es continuo y la sintonía en la manera de ver las cosas se mantiene desde el año pasado, cuando fijaron la hoja de ruta juntos.

Más enigmático puede interpretarse el mensaje de Al-Thani. Mejor dicho, la ausencia de mensajes. Con recurrencia se expresa a través de las redes sociales para hablar de la actualidad del primer equipo. No obstante, acumula más de una semana sin opinar, algo que con frecuencia hizo durante todo el verano, atreviéndose incluso a hablar de operaciones como las de Rolón o Javi García, y que sembraron de caos el día a día y la relación con el entrenador y el director deportivo. "Le hemos quitado el móvil", hay quien se atreve a bromear en las oficinas del club. Lo cierto es que está adoptando una postura que ayuda a tranquilizar el entorno. Es más, sus últimos tuits han sido para dar ánimos tras perder ante Las Palmas o agradecer a la afición su apoyo en las gradas. Un talante que agradecen bastante en la planta noble de La Rosaleda, donde este año han pasado tramos complicados por la sobreimplicación del propietario en tareas deportivas.

Los aficionados están fuera de toda duda. Primero, rebasando la barrera de los 24.000 abonados para alcanzar la segunda cota histórica (solo superada por el año de Champions). En el encuentro inaugural, pese a ser un lunes noche, se vendió todo el papel para recibir al Éibar. Ahí quedó la maravillosa recepción al autobús del equipo en los prolegómenos del Málaga-Athletic y el dato de asistencia, con respecto al inicio del año pasado, ha crecido casi un 5%. Y más allá de filias y fobias hacia Míchel desde determinados sectores, no ha retirado el apoyo a su equipo, al contrario.

Al fin y cabo, los dos factores que mayor erosión pueden crear en un técnico, afición y jugadores, están en este caso del lado de Míchel. Eso sí, la historia no está escrita por entrenadores que no ganaron ningún partido y mantuvieron su cargo. Urge, sí o sí, obtener los tres puntos ante el Leganés.

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