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Tan diferentes, tan parecidos

  • Míchel y Simeone dirimirán su quinto duelo como entrenadores, el decimosegundo en total

  • Aunque su imagen es muy distinta, la pasión que ponen o su capacidad para motivar les hace técnicos semejantes

Míchel y Simeone bromean en un Atleti-Olympiacos.

Míchel y Simeone bromean en un Atleti-Olympiacos. / alberto martín / efe

Aunque en la práctica no es tan real, podría decirse que en la retina del fútbol Míchel es el traje y Simeone el chándal. Pero al técnico del Málaga le encanta vestirse cómodo en los entrenamientos y al del Atlético de Madrid sudar la americana. El Cholo chilla y chilla, los silbidos de Míchel ya se han palpado en Martiricos. El madrileño siempre será asociado a un fútbol de toque más fino, mientras que a su rival del domingo siempre se le asociará a la etiqueta del bullicio y el físico, haga lo que haga. Tan distintos y tan parecidos, Míchel y Simeone se aprestan a vivir su decimosegundo duelo oficial, el quinto desde que dieron el salto al banquillo.

A cuatro días de estrecharse la mano, los precedentes dicen que habrá un interesante duelo. Desde sendos 4-0 en el Vicente Calderón al 3-2 con el que el Olympiacos sorprendió al Atlético en la inauguración de la Champions de hace dos años y medio, así se escribe el espectro de enfrentamientos. Como jugadores tuvieron sus más y sus menos. Por el carácter de ambos y por cómo los derbis madrileños amplificaban siempre las personalidades más indómitas.

Pero el reposo que dan los banquillos cambió esos cara a cara por admiración. Sobre todo de Míchel hacia Simeone, a quien en los últimos años no dudó en calificar como "el mejor entrenador de Europa". No esconde tampoco el ahora entrenador del Málaga que ha intentado adoptar algunas de las directrices del Cholo, especialmente las que hacen de su Atlético un equipo difícil de ganar. Dice Míchel que poseen puestas en escena diferentes, si bien se considera "igual o más apasionado que Simeone".

Son varias las cuestiones que el técnico blanquiazul admira de su colega. Como el poder que ostenta un entrenador para convencer a sus futbolistas de cuestiones a priori imposibles. Su capacidad para exprimir el balón parado -aunque esta temporada no está dando tantos frutos como acostumbra- es otra de las características del juego colchonero que gusta a Míchel. Se puede asegurar sin ambages que en aquella única victoria de Champions Míchel se disfrazó de su par tras haberlo estudiado bien a fondo.

En varias cuestiones la balanza se presenta equilibrada. Por ejemplo, en cómo ambos absorben el foco. El Atlético es considerado la imagen y semejanza del Cholo; el argentino hace cumplir la máxima de que un equipo es la proyección de cómo es un entrenador en su área técnica. Siempre se habla del Atlético de Simeone y será difícil cambiar el chip en el Manzanares cuando el Cholo ya no esté. Míchel está en primera plana sin pretensión, su exitosa carrera como futbolista le tiene continuamente en primer plano, amén de esa magnética capacidad para concentrar la atención, un aspecto al que ya se ha acostumbrado y en el que se desenvuelve bien. Ambos conectan con sus respectivas aficiones.

Otro aspecto común, más futbolístico, es su mimo por el mensaje y sus formas. Los dos manejan bien la sicología y la consideran un aspecto tan fundamental como la preparación física o el ensayo de jugadas de estrategia. Saben expresarse, en público y en privado, y lo que tienen que contar al futbolista de la manera más idónea, virtud que les viene heredada de su dilatada carrera y la alta exigencia que tuvieron que soportar.

Son 100 los años que suman entre los dos; Míchel pone 54 de ellos. En este tramo, doce veces se vieron las caras si se cuentan sus cinco choques como futbolistas. Ahí domina de largo Míchel, que le ganó en siete ocasiones., empató en una y solo cayó una vez.

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