1. Dario Silva
En la cabeza de este ranking figura un malhumorado rubio de bote. En aquellos tiempos el fútbol era diferente, más agresivo y físico. Aquel uruguayo estuvo cuatro temporadas en la disciplina del Málaga. En ellas fue uno de los jugadores más polémicos que recordará el aficionado en mucho tiempo. 50 amarillas en más de 100 partidos con la blanquiazul y siete expulsiones. Su dureza y su constante enojo fueron un quebradero de cabeza para Joaquín Peiró. Esteban, Figo y, sobre todo, Guti. "No se puede ser tan nena", le decía el delantero al madridista tras dejarle varios recaditos durante un Real Madrid-Málaga.
Foto: Malaga Hoy
Los 10 jugadores más tarjeteros del Málaga
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4. Eliseu
Al portugués siempre se le recordará por ser el dueño de la banda zurda de La Rosaleda. Pero también por llegar tarde con excesiva frecuencia. Eliseu fue expulsado hasta seis veces cuando portaba en su pecho el escudo del Málaga. Sin duda también, uno de los jugadores con los que los árbitros tenían cierta facilidad para mostrar la roja. Se recuerda aquella 'no bofetada' del portugués a Juanma Ortiz en la que el español hizo una interpretación digna de un Óscar. De los malaguistas que peor gestionaba el saber jugar con una amarilla a cuestas y que más amonestaciones recibía por simulación.
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5. Bravo
La posición del paleño garantizaba dureza y un buen número de tarjetas a lo largo de los años que estuvo en la disciplina malacitana. Más allá de ser central, Bravo aportaba un plus de agresividad a su juego que fue traducido por los árbitros en siete expulsiones. El tercer jugador más expulsado de la historia del Málaga CF, pero no se le recuerdan feas entradas. Jugaba al límite pero era noble.
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6. Fernando Sanz
El ex presidente del Málaga CF fue durante su etapa de jugador un central con mucho que decir. Su temperamento le ocasionó un buen saco de amarillas. Su papel de capitán tampoco ayudó en su trayectoria como tipo duro. Siempre encaraba al rival una vez que la pelota corría lejos de su área. Sanz fue un guerrero con la blanquiazul puesta. Aunque quizás se le recordará más por su etapa de presidente del club. Un Sanz trajeado se encaró con la afición que le increpó durante un Málaga-Cádiz. "No he ido a agredir, sino a pedir explicaciones, y el agredido he sido yo. En un partido de esa tensión llegar a perder los nervios es interpretable", dijo el ex central.
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7. Jesús Gámez
El fuengiroleño destacó también por sus malos humos sobre el césped. El lateral derecho no se aguantó ni una sola palabra ante rivales y árbitros. Eso le llevó a seis expulsiones a lo largo de su carrera en el primer equipo blanquiazul. Habitual de las amonestaciones también por llegar tarde en alguna que otra entrada. Pese a su datos estadísticos, cabe recordar que sufrió algún directo del madridista Pepe e incluso un escupitajo de Messi.
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8. Larrainzar
El pamplonica llegó a Málaga desde el Osasuna y se trajo toda la garra norteña al sur. Contundente y guerero, Larrainzar está en el 'top ten' de más expulsados con la blanquiazul. El central era duro durante aquel fútbol de los 90 que destacaba más por el físico que por el orden. Hoy en día lo pasaría mal con las nuevas normativas y este nuevo fútbol en el que sacar los codos de paseo acarrea sanción.
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9. Demichelis
El paso del argentino por la disciplina malagueña fue breve pero se le recordará bien por aquella etapa dorada que vivió el malaguismo. El argentino brilló por su templaza pero en tres años acabó con cinco expulsiones y 30 amarillas. Los años pasan factura y la medición del cordobés comenzó a fallar. El pie llegaba tarde con una frecuencia excesiva. Quizá por eso lo reclamó Simeone para el Atlético, aunque no dio tiempo a verlo de rojiblanco.
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10. Gato Romero
El uruguayo cierra este ranking de jugadores tarjeteados y agresivos. Su naturaleza y su apodo de Gato estaban presentes. El actual segundo entrenador del Málaga fue un pivote de destrucción que cumplió con su función a la perfección pero que para ello pagó un precio muy alto. Amarillas y expulsiones pintaron de color su trayectoria en la Costa del Sol. O aquel soplo sobre Ayala, que tanto bombo supuso. Eso sí, en su cabeza luce una visible cicatriz por un codazo que le arreó el elegante Zidane (de manera involuntaria).
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