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Una situación insostenible con una vía de escape

  • El Málaga suma tan solo dos puntos de los últimos 24 en liza con José González en el banquillo

  • El técnico no da con la tecla y el abismo del descenso está cada vez más próximo

Una situación insostenible con una vía de escape

Una situación insostenible con una vía de escape

En Leganés se agachó la cabeza, el Málaga pareció rendirse a la evidencia en Butarque. No hubo indicios que plantearan con fundamentos sólidos que el cuerpo aún no estuviera muerto. Lo está y ante los madrileños fue la muestra más evidente de que no existe solución aparente a tantos fallos. Numerosos errores de planificación, decisiones y planteamientos. Todo mal. Ante tal tesitura sólo queda asumir, aceptar y buscar las vías que alivien el dolor que provoca tal tesitura. Enmendar el error con parches temporales y dar uso a lo que en el futuro te permitirá recoger los frutos. Las matemáticas dicen que no, que aún todo es posible y que la heroicidad puede acabar con el abatimiento actual. Pero la honestidad que debe abanderar de puertas para adentro el club le obliga a plantearse una larga lista de medidas para lo que vendrá.

José González tomó el control del Málaga el 13 de enero. Un día después de que Míchel encadenara su cuarta derrota consecutivo en Getafe (1-0) y fuera destituido tras cuatro meses en los que fue incapaz de sacarle ni un ápice de rendimiento a una plantilla plana. Aunque el madrileño jamás sumó seis derrotas consecutivas -lo máximo fueron cinco en el arranque liguero-, cifra que sí la ha firmado el técnico gaditano en sus últimos seis compromisos. Tras sumar dos empates ante Éibar (1-1) y Girona (0-0) en una clara mejoría a nivel defensivo, han llegado seis batacazos: tres en La Rosaleda -Atlético de Madrid (0-1), Valencia (1-2) y Sevilla (0-1)- y tres a domicilio -Las Palmas (1-0), Athletic de Bilbao (2-1) y Leganés (2-0)-.

A su llegada fue visible la evolución del equipo. La bala del cambio de entrenador tuvo un impacto positivo en los jugadores que mostraron una cara más práctica y digna sobre el césped. Se comenzó a construir por la defensa y se asumió la improductividad del centro del campo. Pese a las buenas maneras que presentó el equipo, nunca terminó de cuajar. Hasta el sábado, donde, posiblemente, el Málaga firmó el peor partido en lo que va de esta ignominiosa temporada.

Los jugadores terminaron de plasmar sobre el césped de Butarque todos los síntomas que venía mostrando puntualmente. Una clara falta de fe, desorden, apatía, calidad y resignación. Todo junto. El colmo, la imagen tras la conclusión del partido: Nordin Amrabat fue el único jugador que se acercó a consolar a la afición malaguista desplazada a la localidad madrileña. Él y dos pesos pesados de la entidad como Francisco Martín Aguilar y Ben Barek. Reflejo de la situación del equipo.

"No sé qué ha pasado", declaraba en rueda de prensa José González tras el servicio de los suyos en Madrid, a lo que añadía: "No he conseguido transmitir lo importante del partido". Así fue. El sábado se materializó lo que se temía, el gaditano ha perdido todo el crédito que le quedaba. No por la dirección deportiva o la propiedad, sino por sus jugadores. Y él no va a dimitir, ya lo dejó bastante claro tras el partido, sugiriendo un acto de valentía por su parte. Aunque sí dejó su cargo en disposición del club. La bala del entrenador ya está consumida.

En esta coyuntura, la decisión del cambio de entrenador puede virar la dinámica. Nada milagroso viendo la situación, pero sí algo que permita que la afición vea a los suyos con orgullo y con la satisfacción de que se está haciendo todo lo posible por revertir la situación. El sabor de boca que se lleva el malaguista tras cada partido es cada vez amargo y cambiar el cartucho del revólver puede traer eso a La Rosaleda. Le funcionó al Alavés al tercer intento y en esa andan Deportivo de la Coruña, Las Palmas y Levante. La plantilla es la que es y eso no va a cambiar hasta la próxima campaña.

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