Málaga C.F.

Un viejo amigo, un viejo anhelo

  • Pablo Guede sufre en la distancia la situación del Málaga

  • El técnico, siempre en el radar de Husillos

Pablo Guede, ex jugador del Málaga y actual entrenador del Colo-Colo.

Pablo Guede, ex jugador del Málaga y actual entrenador del Colo-Colo. / efe

Pocas frases habrá repetido más en su vida Pablo Adrián Guede como esa de que sueña con entrenar al Málaga algún día. El argentino, ahora en el banquillo del Colo-Colo chileno, sufre en la distancia la situación deportiva del equipo de sus amores. Héroe del ascenso de Segunda B a Primera, hizo bandera de su amor incondicional por el equipo de Martiricos. Ahora vive nuevas experiencias en el fútbol sudamericano, gana títulos, juega grandes torneos, abandera un fútbol ofensivo hasta lo extremo...

Ha sonado en alguna ocasión su nombre. Cada vez que hay movimiento en la banca blanquiazul, aparece. Todavía no se dieron las condiciones, pero es algo que muchos dan por seguro que sucederá. Guede, conviene recordar, es muy del gusto futbolístico de Mario Husillos, actual director deportivo de la entidad, por lo que no es descabellado hacer la suma. De no descender el equipo, sería casi una apuesta segura. En el actual panorama, habría que ver si Guede estaría dispuesto a cambiar un grande americano por un conjunto de Segunda División española, aunque sea el club de su corazón.

"Cuando no me coincide con mis partidos trato de ver todo lo que puedo, y el Málaga siempre que puedo lo veo. Como hincha la situación no es la más idónea, pero uno nunca pierde la esperanza, quedan 11 partidos, 33 puntos, y hay que lucharlo hasta el final, porque el club y esa camiseta se lo merece, pero lo principal es lucharlo hasta lo último", aseguró Pablo Guede en una entrevista concedida a SER Málaga.

Optimista empedernido, Guede quiere mantener la ilusión de que el Málaga pueda mantenerse: "Esto es fútbol, y en el fútbol puede pasar cualquier cosa, Mientras estén los puntos en juego y el Málaga, que nunca se da por vencido, eso te lleva a la esperanza. Los partidos hay que jugarlos, aunque sean contra Barcelona o Madrid, y esperar un buen resultado para seguir tirando para arriba".

Eso sí, cuando se le pide a Guede que se meta en cuestiones más internas, tiea de prudencia: "No puedo opinar sobre lo que pasó, no soy el idóneo". Y remata con un nuevo canto a la esperanza: "¿Pena? Sí, pero como hincha uno no debe perder la esperanza y esa debe ser la seña de identidad de todos los malaguistas y todo el club. Da bronca ver partidos que se pudieron ganar, pero no hay que bajar los brazos, el Málaga nunca lo hizo y ahora menos. Hay que seguir hasta que las matemáticas digan otra cosa".

El argentino está convencido de que va en la idiosincracia del club, que es lo que él mamó en sus mejores años como futbolista: "Ese es el espíritu del Málaga, no darse nunca por vencido hasta que el árbitro no pite el final. Cuando uno va mal se le echa la culpa a la actitud, y yo no lo creo por lo que vi. A veces son detalles en el fútbol que te perjudican. Hubo detalles como el penalti en Bilbao, la cosa hubiera cambiado de meterlo. Son muchos detalles, y lo fácil es echarle la culpa a la actitud, pero no creo que ningún jugador quiera perder". Y si quieren imaginarse su futuro, lean entre líneas su guiño final: "Mis dos hijas las malagueñas y así lo dicen en todos lados".

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