La Academia, término con el que el Málaga Club de Fútbol bautiza su particular Masía, Fábrica, Lezama o Mareo, se asoma en el horizonte como el segundo gran sueño del jeque Abdullah Al-Thani. Alcanzado el reto de competir en Europa, el propietario del club de Martiricos busca ahora que lo que durante meses han sido dibujos e infografías acaben formando parte del paisaje de la ciudad y de los últimos suelos libres del litoral de la capital de la Costa del Sol, Arraijanal.

Transcurrido casi año y medio desde que se dieron a conocer los deseos de Al Thani de edificar sobre esta privilegiada parcela su proyecto de ciudad deportiva, la intervención tiene ante sí el horizonte despejado, más aún tras confirmarse nuevamente la disposición del Ayuntamiento a facilitar todos los pasos para dulcificar la tramitación urbanística a la que debe someterse esta iniciativa.

Muestra de esta voluntad conciliadora es que son los técnicos de la Gerencia de Urbanismo los que desde hace meses dan forma al plan especial de los terrenos, instrumento que permite ordenar los diferentes usos contemplados en Arraijanal y de los que forman parte las instalaciones pensadas por el club para sus equipos de cantera. Este ejercicio técnico debe garantizar, además, que la propuesta urbanística respete en su plenitud lo estipulado en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), que acota la huella de suelo a ocupar por estas instalaciones a un 20% del sector, lo que equivale a unos 105.000 metros cuadrados.

Asumida una más que evidente demora en los calendarios, todo apunta a que esta herramienta, indispensable para que el deseo de Al-Thani se haga realidad, pueda estar completa a finales de 2012 o principios de 2013, hito a partir del cual podrían acometerse los trabajos de construcción de las instalaciones. Ni siquiera el suelo es hoy un escollo para la intervención, puesto que el 60% del sector está ya en manos del Consistorio tras haberlo permutado con la anterior propietaria, Vallehermoso. Unos terrenos suficientes para dar cabida a los diez campos de fútbol y las instalaciones aledañas que configuran la futura ciudad deportiva del club de Martiricos y en la que se estima una inversión próxima a los 20 millones de euros.

Este equipamiento deportivo, que estará abierto al uso de toda la provincia de Málaga, es, según se anunció con la llegada de Al-Thani a la propiedad del club, la primera pieza de un proyecto más ambicioso que, de llevarse a efecto, supondría la construcción de un nuevo estadio. La nueva Rosaleda, actualmente aparcada en la estrategia de la entidad, permitiría al Málaga  ampliar el aforo actual y mejorar las condiciones de un equipo que hace historia al entrar por vez primera en su historia en la mejor de las competiciones europeas. 

Este hecho podría motivar un cambio en los planes iniciales y acelerar la maquinaria del jeque para impulsar, en las proximidades de La Academia, el estadio soñado. Todo ello con un montante económico que rondaría, según lo conocido hasta la fecha, los 400 millones de euros. No es la primera vez que se pone sobre la mesa la idoneidad de que la capital de la Costa del Sol cuente con un nuevo estadio de dimensiones superiores; anteriormente, con la vista puesta en las posibilidades de que España captase la organización del Mundial de Fútbol del año 2018, las instituciones públicas barajaron seriamente la iniciativa, al punto de reservar en el planeamiento urbanístico de Puerto de la Torre un terreno para este fin.

Una alternativa que se mantiene intacta y a la que se liga, de ejecutarse un nuevo campo, la reclasificación a uso residencial de los terrenos sobre los que hoy se levanta La Rosaleda, con el fin de que aliviar el elevado coste que traería consigo el impulso del nuevo proyecto. Todo ello, en cualquier caso, queda situado en el escenario futuro, lejos de la realidad, cada vez más palpable, de La Academia en Arraijanal.