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Un lugar donde se viven los verdiales

  • Una decena de pandas participaron ayer en el Tradicional Concurso de Verdiales de Benagalbón

Quien no conoce los verdiales, Benagalbón es el lugar para iniciarse en la Fiesta. Para vivirla y para comprender por qué ha perdurado a lo largo de los años y dónde hunde sus raíces ancestrales. Quien ayer estuvo por la plaza de Las Flores y sus calles aledañas, lo sabe. El que no, el próximo año tiene una nueva oportunidad. Y es que en cada rincón sonó una copla precedida de un violín. Guitarras, palillos y panderos iban marcando su ritmo. Los verdialeros bailaron con sombreros de cintas y espejos o con vaqueros y camisa blanca. La fiesta era de todos. Jóvenes y mayores se mezclaron llamados por el popular soniquete. Y entre ellos, los vecinos de Benagalbón, que engalanaron sus calles e invitaron a viandas no sólo a los músicos sino a todos los visitantes que se acercaron a la puerta de sus casas para escuchar las pandas.

Mucho antes de la seis de la tarde, la plaza de Las Flores se encontraba repleta para contemplar el choque de pandas. Una especie de combate entre dos pandas que, tocando al unísono, aceleran el ritmo hasta que una de ellas se equivoca o se queda por debajo de la ganadora. Se trata de una costumbre que desapareció y que en la actualidad sólo se sigue celebrando en Benagalbón. Fueron ellos, los miembros de la Peña El Revezo quienes la recuperaron. Este año se ha recuperado el número de componentes como tenían antiguamente, alcalde, abanderado, violín, dos o tres guitarras, dos platilleros y pandero, a lo que se le añade el baile. La vencedora fue Jotrón y Lomillas, que se batió en el último duelo con la Primera del Puerto.

A su término, las pandas se distribuyeron en los diferentes enclaves que les asignaron. Este año, del estilo Montes, estuvieron la Primera de Benagalbón, Montes Guadalmedina, Jotrón y Lomillas, Primera de los Montes, Bataná, Isabel Portillo, Primera del Puerto de la Torre, Santo Pitar así como Arroyo Gálica y Moclinejo, que también estuvieron invitadas. También acudieron de otras modalidades la Primera de Comares y la Panda El Capitán (estilo Almogía). Hasta altas horas de la madrugada que el jurado daría el resultado del XXIV Concurso Tradicional de Verdiales, estaba previsto que las pandas estuvieran tocando en corros, sin escenarios ni megafonía.

Y es ahí precisamente donde reside el encanto de esta fiesta, en la que cualquier aficionado puede echarse un cante arropado por los músicos de las pandas. Ellos ya sabrán dónde darle la entrada y animarlo para que encandilen sus letrillas.

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