Provincia

Abdalajís reclama la vuelta del vuelo libre

  • Empresarios reclaman un marco regulado que permita el regreso de los aficionados

  • Los grupos de Francia, Holanda o Alemania han dejado de llegar

En el Valle de Abdalajís se sigue respirando parapente por los cuatro costados. Imágenes en los mosaicos del pueblo, en las paredes de las calles indicando puntos de información, en la oficina de información turística o la cartelería oficial que califica a este municipio como capital del vuelo. También sigue señalizada la zona de aterrizaje con su indicador de viento colocado o la propia sede del club de vuelo. Todo parece en una especie de compás de espera con la esperanza puesta en que se llegue a un acuerdo con Aena para que se puede regular la actividad y los aficionados puedan volver a la localidad sin miedo a nada.

Aunque algunos vecinos dicen que se siguen viendo algunas veces parapentes, también reconocen que ya no es como antes. Las propias oficinas del club de vuelo están cerradas y los vecinos de la zona explican que ahora los aficionados van mucho menos por allí. El incidente entre un parapentista y un avión fue el golpe definitivo a una actividad que se viene realizando en esta localidad desde hace unos 30 años, hasta el punto de convertirse en la capital del vuelo del sur de Europa por las especiales condiciones que hay en la zona. Aficionados de Francia, Alemania, Holanda o Suecia eran fijos en estas fechas en el municipio y permanecían allí durante una o varias semanas, dejando una importante cantidad de dinero entre alojamientos, bares y restaurantes. "Todo eso ha desaparecido", explica una vecina cuya familia regentó un bar y ratifican propietarios de establecimientos de hostelería actuales.

Ellos lamentan el duro golpe económico que aseguran que ha recibido la localidad con la prohibición del vuelo libre, al tiempo que reclaman una solución, que pasaría por una regulación del espacio y la creación de una cota máxima que no se pueda sobrepasar para evitar que sean un peligro para el paso de los aviones. También hay quien asegura que antes no había problemas porque los aviones rodeaban la sierra y no pasaban por encima como ocurre en estos momentos. "Antes no veíamos nuestro pueblo al ir en un avión, pasaban por el pantano, ahora pasan por encima", explica Francisco.

Empresarios vinculados a esta actividad reclaman una regulación para que pueda volverse a volar con normalidad, que aseguran que es el principal tirón del municipio y un hecho diferenciador sobre otros destinos. Algo que creen posible con limitaciones para parapentes y aviones, que creen que pueden convivir sin molestarse y permitiendo las dos actividades, tanto el vuelo libre como las maniobras de aproximación al aeropuerto de Málaga.

Y es que los grupos de turistas extranjeros que han dejado de viajar al Valle de Abdalajís para volar podían dejar una media de entre 6.000 y 7.000 euros en una semana.

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