Málaga, ayer y hoy

Un foco industrial olvidado

  • El barrio de El Bulto fue, además de una zona de pescadores, un punto importante para la producción de hierro de toda Andalucía desde la segunda mitad del siglo XIX

El barrio de El Bulto y sus alrededores siempre ha sido conocido por su tradicional actividad pesquera. Pero lo que pocos conocen es que fue un importante sector industrial, el más destacado de Andalucía durante la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX. En estas tierras inmediatas a las playas de San Andrés, donde habían sido fusilados el general Torrijos y sus compañeros en 1831, surgió pocos años después la primera gran fábrica malagueña, la ferrería La Constancia creada por iniciativa del empresario Manuel Agustín Heredia. Éste, junto a otros capitalistas, había comenzado en 1826 a explotar el hierro de Marbella instalando en esta población los primeros altos hornos del país, La Concepción. En 1833 entró en funcionamiento La Constancia, ya en Málaga, para producir hierro aplicando los métodos británicos de la Revolución Industrial. Así, en los años siguientes Heredia se convirtió en el primer industrial siderúrgico de España.

La aparición de esas primeras chimeneas humeantes, que recordaban más el aspecto de las ciudades industriales inglesas que a una ciudad meridional y mediterránea, fue seguida por otras a partir de entonces, explica el historiador Víctor Heredia. En 1847 se construyó en una parcela adyacente la Industria Malagueña, fábrica textil dedicada al algodón, y luego otras fábricas menores -especialmente metalúrgicas, químicas y alimenticias- y, entre medias, el barrio impulsado por Huelin a partir de 1868 para dar vivienda a los operarios de las fábricas. A lo largo de la costa se fue formando una ancha y larga banda con las factorías de mayor tamaño de la ciudad, que buscaban la existencia de extensos solares en llano y la cercanía del mar, que proporcionaba el agua necesaria para los procesos fabriles y facilitaba la evacuación de los residuos, dijo el experto.

Poco a poco se fue produciendo el declive industrial de Málaga en las décadas finales del siglo XIX, con varias industrias incapaces de competir con la producción de otras zonas, especialmente con los hierros vizcaínos y los tejidos catalanes. A pesar de los esfuerzos de la familia Heredia por mantener la actividad siderúrgica, la ferrería de La Constancia, el famoso Martinete, cerró sus puertas hacia 1890. En 1899 se creó la Sociedad Anónima de Altos Hornos, Forjas y Acerías de Málaga, con capital belga, que reencendió los altos hornos al año siguiente y recuperó la actividad siderúrgica durante un breve periodo hasta 1907. Un último intento se desarrolló a partir de 1912, cuando se constituyó la sociedad Altos Hornos de Andalucía, que arrendó la ferrería a la Sociedad Minero Metalúrgica de Málaga, que puso en marcha la fábrica de nuevo en 1916, aprovechando la coyuntura favorable de la I Guerra Mundial. Esta experiencia fue aún más corta y demostró definitivamente la inviabilidad de los altos hornos malagueños, que acabaron cerrando poco después de 1921.

Las sucesivas crisis económicas y la progresiva desindustrialización de la provincia de Málaga provocaron la desaparición de las empresas y el abandono de las fábricas y los almacenes. Después de caer en la ruina y el olvido, estos espacios marginales adquirieron un enorme valor urbanístico e inmobiliario por su proximidad a la playa, con lo que en pocos años se edificaron cotizados bloques de pisos y se construyó un nuevo paseo marítimo.

l de ferrería a parque. Parte del terreno donde estuvieron instalados los altor hornos malagueños fue dedicado a depósitos de la Campsa y otra fue ocupada en 1923 por la SA Vers, un taller de construcciones metálicas que reparaba maquinaria y vagones ferroviarios y que cerró sus puertas en 1975. Sobre el amplio terreno donde estuvo la Ferrería de Heredia y luego los depósitos de Campsa se construyó un parque en los años noventa que recibió el nombre de Huelin y al que se le quiso dar un pretendido aire marinero, sin ningún tipo de alusión o recuerdo a la más importante industria de la historia fabril malagueña, La Constancia o los Altos Hornos.

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