La carrera hacia la casa blanca Silencio sobre uno de los problemas más acuciantes

"¿Y qué hay de lo nuestro?"

  • Obama y McCain eluden hablar de la reforma migratoria en sus tres debates ante la posibilidad de que cualquier opinión les arrebate un número decisivo de votos

Cuando terminó el último de los debates presidenciales, millones de inmigrantes en Estados Unidos se miraron unos a otros incrédulos: "¿Y qué hay de lo nuestro?", se decían, porque en la tres citas televisadas a todo el país, ni John McCain y Barack Obama mencionaron en una sola ocasión la reforma de la inmigración.

Es cierto que ninguno de los moderadores les preguntó sobre el asunto, y que con una galopante crisis rayana en la recesión, la economía acaparó un inusitado protagonismo en las discusiones televisadas.

Pero para muchos abogados de la reforma, también es cierto que en 270 minutos de pugna verbal podían haber reservado alguno para hablar de un asunto que, aunque no al nivel de la eonomía o la guerra de Iraq, sí aparece consistentemente entre los temas que más preocupan a los estadounidenses.

"Es un poco decepcionante para toda la población hispana", admitió Francisco Fabián, portavoz de America's Voice.

La omisión, sin embargo, no es novedad: hace meses que ni el demócrata Obama ni el republicano McCain mencionan la controvertida reforma migratoria en los principales medios del país.

El motivo es que entre la audiencia anglosajona existe una importante mayoría que se opone a la reforma migratoria, como quedó demostrado el año pasado cuando los ciudadanos inundaron de llamadas a sus congresistas y senadores para que rechazasen un plan completo para regularizar la situación de los aproximadamente doce millones de indocumentados que ya se encuentran en el país. La reforma fracasó.

"Sería un suicidio", escribe el comentarista Guillermo Martínez en el diario La Opinión de Los Angeles.

Sin embargo, cuando se trata de conquistar a los votantes latinos, con anuncios en español tanto en radio como en televisión, los responsables de ambas campañas sí están mostrando sus cartas en inmigración. "De hecho se están echando el agua sucia para ver quién tuvo la culpa del fracaso de la reforma migratoria", apunta Katherine Vargas, portavoz del Foro Nacional sobre la Inmigración.

Tampoco puede ser una sorpresa, porque el voto latino está llamado a interpretar un papel fundamental en las elecciones del 4 de noviembre. Hay 9,2 millones de hispanos con derecho a voto en todo el país, y gran parte de ellos están concentrados en cuatro de los Estados que pueden definir definitivamente quién será el próximo presidente de Estados Unidos: Florida, Colorado, Nuevo México y Nevada.

Por eso, y porque ambos candidatos prometen en su programa electoral llevar a cabo la reforma migratoria, las alarmas aún no se desataron entre los promotores de la medida.

"Lo bueno es que ambos candidatos tienen una postura positiva" hacia la reforma, apunta Vargas. Aunque tanto ella como Fabián destacan que el candidato republicano John McCain cambió "un poco" su postura respecto al año pasado, cuando fue uno de los principales impulsores de la ley que rechazó el Senado: ahora afirma que lo primero es "cerrar las fronteras", y después estudiar la regularización de los que ya están.

Con poco más de dos semanas para las elecciones y ya sin debates a la vista, no existe esperanza de que el panorama cambie y que la inmigración vuelva al centro de las discusiones. Por eso habrá que esperar a ver quién gana la Casa Blanca y, sobre todo, cómo quedan compuestos el Senado, que renovará a un tercio de sus miembros, y la Cámara de Representantes, en la que los 435 miembros deben confirmar su mandato.

Aunque su organización no respalda de manera explícita a ninguno de los dos principales candidatos, para Vargas sería preferible que la Casa Blanca y el Capitolio estuviesen dominados por el mismo partido, algo que sólo es realista esperar en el caso de que sea el Partido Demócrata el que triunfe en ambas instancias.

Para Fabián, sin embargo, no importa quién gane en ambas instancias electorales, porque tiene claro que la reforma habrá que pelearla en la calle y en los despachos. "Para nosotros lo más importante es la reforma migratoria, ése es nuestro candidato", sentencia.

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