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EEUU y Rusia se movilizan para tratar de rematar la negociación nuclear con Irán

  • El reactor de Arak es el único punto de obstáculo entre las potencias occidentales del G5+1 y la república islámica para culminar con éxito un acuerdo a la tercera en Ginebra

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, viajó ayer a Ginebra para unirse a las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear, anunció el Departamento de Estado. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, también se ha sumado a las negociaciones, que parecen estar en su etapa final.

El grupo G5+1, formado por Estados Unidos, Rusia, Francia, el Reino Unido y China, más Alemania, negocia desde el miércoles con Irán la forma de garantizar que sus actividades nucleares tengan fines pacíficos.

Según detalló la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, en un comunicado, Kerry tomó la decisión de viajar tras "consultar" con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y con el equipo negociador que está en Ginebra.

El objetivo de ese viaje es "continuar ayudando a reducir las diferencias para acercarse a un acuerdo", precisó Psaki.

La actual es la tercera ronda de negociaciones del G5+1 con el equipo iraní formado tras la llegada al poder, el pasado agosto, del presidente del país, Hasan Rohaní, quien ha mostrado intenciones de resolver el largo enfrentamiento con occidente debido a sus actividades nucleares.

Además de Lavrov y Kerry, también se esperaba anoche la llegada a Ginebra del ministro de Exteriores chino, Wang Yi.

El último gran punto pendiente para llegar a un acuerdo se refiere a la planta iraní de agua pesada de Arak, que está en construcción y donde se generará plutonio, un elemento que puede ser utilizado de forma alternativa al uranio enriquecido para la fabricación de una bomba atómica.

Francia ha reclamado que se detenga por completo la edificación de esa planta, mientras que Estados Unidos se conforma con un compromiso de que no será activada por el momento. "Esperamos que pueda alcanzarse un acuerdo", comentó ayer en su rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

El reactor nuclear de agua pesada de Arak (oeste de Irán) no era uno de los asuntos más cruciales en las rondas de negociaciones de los últimos años, pero ha pasado a ser un tema central en la actual fase, así como en la anterior, que tuvo lugar hace menos de dos semanas.

Irán mantiene que el propósito del reactor es producir radioisótopos médicos y generar unos 40 megavatios de energía térmica, pero un producto derivado de estas actividades será el plutonio.

Los expertos estiman que, una vez en funcionamiento, en Arak podrán producirse 10 kilos de plutonio de posible uso militar por año, lo que sería suficiente para un arma nuclear en el mismo periodo.

Los trabajos de construcción del reactor empezaron en los noventa y han avanzado muy lentamente en los últimos años. Justamente ésta era una de las razones por las que se había mantenido en la lista de preocupaciones secundarias de Occidente en relación al programa nuclear iraní.

Sin embargo, Francia elevó este asunto a la misma categoría de otros problemas considerados centrales, como el enriquecimiento de uranio, y se opuso a que un eventual acuerdo preliminar con Irán omitiera esta cuestión. París plantea que Teherán debe detener la construcción, aunque el resto de países que negocian aceptarían Arak si Irán se comprometía a aceptar controles estrictos durante su funcionamiento.

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