El líder opositor kirguís, Irmat Baryktabasov, fue detenido ayer junto a más de una veintena de sus seguidores bajo la sospecha de planear un golpe de estado contra el Gobierno provisional de Kirguistán, según informó la presidenta del Ejecutivo interino, Rosa Otunbateva.

Previamente, las fuerzas de seguridad del país dispararon balas de fogueo contra una multitud para impedir que se sumara a una manifestación masiva de la oposición frente al Parlamento.

Además, a las afueras de la capital, Bishkek, fueron detenidos varios autobuses en los que viajaban seguidores de Bariktabasov.

Tras varias horas de alto el fuego, a los disparos, se sumó el gas lacrimógeno lanzado por las fuerzas de seguridad para retener a la multitud, que pretendía llegar a la capital desde Balikchi, una ciudad situada a orillas del lago Issik Kul, lugar de origen del líder opositor Baryktabasov.

Por su parte, el director del Servicio de Seguridad Nacional, Keneshbek Dushebayev, señaló que el Ejército actuó según la información de que algunos de los que viajaban en autobús estaban armados y podrían intentar derrocar al Gobierno interino.

Entretanto, los cerca de 3.000 manifestantes congregados frente al Parlamento para exigir que Bariktabasov -que regresó hace poco del exilio tras un intento de golpe de estado en 2005- ocupe un puesto en el Gobierno, empezaron a dispersarse de forma pacífica.

Kirguistán atraviesa una situación de inestabilidad desde que en el mes de abril el presidente Kurmanbek Bakiyev fue derrocado en una revuelta popular. Fue precisamente tras la caída de Bakiyev cuando Bariktabasov regresó de su exilio.

El Gobierno interino lucha por imponer su autoridad desde entonces en medio de violentos enfrentamientos étnicos, que el pasado junio dejaron más de 350 muertos y a miles de personas sin hogar en el sur del país. El retorno de la violencia podría frustrar los planes del Ejecutivo interino de celebrar elecciones en octubre.