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Lencería sólo para ellas

  • Entra en vigor la orden del Gobierno saudí que obliga a sustituir a los vendedores por vendedoras en los comercios de productos eminentemente femeninos

Las saudíes ya no tendrán que ruborizarse al ir a comprar su ropa íntima y encontrar siempre a un hombre detrás del mostrador: desde esta semana, su país obliga a que sólo mujeres puedan atender en lencerías y locales de productos femeninos.

"A partir de ahora me voy a sentir más cómoda cuando me vaya de compras a una tienda de lencería", dijo Rim al Ali, de 26 años.

Al Ali comentó la decisión del ministro de Trabajo saudí, Adel Faqih, anunciada el domingo, de sustituir a los vendedores hombres por mujeres en los comercios de productos femeninos como lencería y cosméticos. Esta joven aseguró que esperaba esta medida desde hacía mucho tiempo. "Es muy vergonzoso que el vendedor muestre la ropa interior que quiero comprar delante de los demás cuando voy a la caja de la tienda para pagar", explicó.

Para otras saudíes como Salma K., el problema ha venido siempre en el temido momento de hacer una pregunta al vendedor sobre la ropa interior que buscaba. "Es muy difícil hablar con un vendedor sobre una cosa tan personal como ésta. Me siento más cómoda cuando pregunto a una mujer como yo, sobre todo porque en todos los países del mundo son chicas quienes venden productos femeninos", comentó.

Para el Ministerio de Trabajo saudí no ha sido fácil permitir el trabajo de mujeres en este sector, en un país conservador que aplica una versión estricta y rigorista del islam, el wahabismo.

El Gobierno se ha enfrentado a fatuas (decretos musulmanes) de clérigos saudíes, algunos de los cuales llegaron a prohibir totalmente el trabajo de la mujer en las ventas y otros lo proscribieron si entre los clientes había hombres.

Para respetar el código social del país, que prohíbe a las mujeres mezclarse con hombres, el ministro de Trabajo anunció en una rueda de prensa una serie de regulaciones para el empleo femenino en las tiendas de productos para ellas.

Según estas normas, el propietario de la tienda la tiene que tapar totalmente de la vista del público si es sólo para mujeres y prohibir la entrada de hombres.

En los comercios que tienen una sección para mujeres y otra para hombres, se prohíbe a las vendedoras mezclarse con sus compañeros masculinos.

Además, las dependientas tendrán que cubrirse el pelo con el típico velo saudí y todo el cuerpo con una abaya, una túnica larga y ancha, que no debe ser transparente.

A pesar de que las saudíes han dado la bienvenida a la nueva medida, todavía encontrarán un entorno hostil y reacio entre sus futuros empleadores.

Zuheir Meki, propietario de una cadena de establecimientos, considera que es muy difícil encontrar a jóvenes saudíes que estén preparadas para trabajar en ese ámbito. "Hasta las chicas que deseen trabajar en algo así no están totalmente capacitadas, necesitan entrenamiento y capacitación. Dudo de que la mujer saudí acepte trabajar en una profesión como ésa", estimó.

Asimismo, opinó que lo que complica aún más la situación es que la decisión obliga a las tiendas a recurrir sólo a chicas saudíes como vendedoras, ya que no permite emplear a mujeres de otros países árabes o de Asia.

Ahmed Bahnasi, jefe de ventas de una fábrica de ropa, también mostró su fuerte disconformidad con la resolución. "Antes ya recurrí a mujeres para trabajar en mi empresa y, lamentablemente, no fue una experiencia exitosa, porque se ausentaban mucho, pedían continuamente bajas médicas, o dejaban el trabajo sin previo aviso", indicó.

El directivo teme otro problema cuando comience la aplicación de la medida: "¿Cómo puedo evaluar el trabajo de una vendedora, o vigilar el trato que tiene con los clientes, si se me está prohibido entrar en la tienda?".

Pese al fuerte descontento y oposición a la resolución, el Ministerio del Trabajo saudí insiste con el argumento de que la medida supondrá la creación de más de 5.000 puestos laborales para las mujeres saudíes.

Además, en el Gobierno destacan que se reducirá el monto de las remesas que los vendedores extranjeros, hasta ahora los más habituales en trabajos como el de dependiente, envían a sus países de origen.

Otra ventaja adicional, zanjan desde Trabajo, supone el hecho de que las mujeres podrán comprar con confianza, y sus esposos ya no tendrán que temer que su mujer compre su ropa íntima a un completo desconocido.

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