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La ONU confirma que al menos 303 civiles fueron violados en el Congo

  • Los ataques que grupos armados llevaron a cabo en la R.D.Congo entre el 30 de julio y el 2 de agosto, confirmó un informe de la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos.

Al menos 303 civiles fueron violados, en muchos casos múltiples veces, en los ataques que grupos armados llevaron a cabo en la R.D.Congo entre el 30 de julio y el 2 de agosto, confirmó  un informe de la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos.

"Las víctimas conocidas incluyen a 235 mujeres, 52 niñas, 13 hombres y tres niños", señala el informe preliminar, de 15 páginas y resultado de una investigación, que fue difundido y en el que se advierte de que "el número de víctimas puede ser mucho mayor". Esto lo apoyan en el hecho de que los investigadores, que visitaron 13 pueblos en la región de Walikale, en la provincia de Kivu Norte, no pudieron acceder a otros seis pueblos afectados debido a la violencia reinante.

"Y además, durante la investigación, cerca de la mitad de la población de los pueblos afectados todavía estaba escondida en la selva por miedo a más ataques, y entre ellos probablemente hay más víctimas de violaciones", añade el informe. La alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, aseguró que "la escala y la maldad de estas violaciones masivas exceden a todo lo imaginable", en un comunicado en relación con el informe.

"Incluso en el este de la R.D.Congo, donde la violación ha sido un problema perenne y masivo en los últimos quince años, este incidente destaca por la extraordinaria sangre fría y la forma sistemática en que parece haber sido planeado y ejecutado", agregó.

Los ataques, que ocurrieron en su mayoría por la noche, tuvieron lugar a lo largo de cuatro días perpetrados por unos 200 miembros de tres grupos armados, los Mai Mai Cheka, las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) y elementos cercanos al coronel Emmanuel Nsengiyumva, un desertor del Ejército que en el pasado ya estuvo involucrado con otro grupo rebelde, afirma la investigación.

Armados con fusiles Ak47, granadas y machetes, los atacantes fingían en un primer momento que habían llegado para dar seguridad a la población, antes de lanzarse a asaltar en pequeños grupos.

Después cortaron los accesos de las principales carreteras en la zona y tomaron el control de una colina que es el único lugar desde donde son posibles las comunicaciones telefónicas, para evitar que la población pidiera ayuda.

"Mientras un grupo saqueaba y violaba en un pueblo, otro emboscaba a la gente que trataba de escapar al bosque, a los que también violaba", añade el informe.

En él se destacan las graves deficiencias en el nivel de preparación y respuesta por parte de los destacamentos locales del Ejército congolés y de la policía estacionada en la zona. Pero también se señalan los fallos de la Misión de la ONU para la estabilización en la R.D.Congo (MONUSCO) para evitar o poner fin a estos ataques.

El informe pide a las agencias humanitarias que proporcione a las autoridades congolesas ayuda médica y psicológica para las víctimas, y a la comunidad internacional que ayude al gobierno de este país a combatir a los grupos armados y llevarlos ante la justicia. Pillay ofreció  la ayuda de su oficina a las autoridades de la R.D.Congo "para que lleven a cabo las investigaciones y pongan a disposición de la justicia a los perpetradores de estos crímenes atroces".

"Entiendo las dificultades de esta tarea, pero hay que hacerlo mejor. La impunidad para las violaciones cometidas en el pasado y en el presente sólo llevará a más violaciones en el futuro. Ese ciclo de impunidad de la violencia sexual en la R.D.Congo debe ser roto", subrayó.

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