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Un anciano escondía en su piso más de mil obras de arte robadas por los nazis

  • Cornelius Gurlitt, hijo de un comerciante que sacó provecho del régimen nazi en el mercado del arte, vivía recluido en su apartamento de Múnich.

Latas de conservas, cientos de botellas de zumo y paquetes de comida preparada, envases que habían caducado nada menos que en la década de los 80. En un apartamento de Múnich en el que el aire entraba por una única ventana, la policía halló más de 1.000 obras de arte que habían sido robadas durante el régimen nazi. Matisse, Picasso, Chagall o, Franz Marc compartían habitación con un anciano que, según relatan sus vecinos, pocas veces salía del apartamento. Apenas si se lo veía ir y volver en taxi al centro de la ciudad para dar un paseo, o salir a comprar de una vez varias decenas de camisas o pijamas en una tienda cercana. Eso era todo.

Cornelius Gurlitt, hijo de un comerciante que sacó provecho del régimen nacionalsocialista en el mercado del arte, vivía recluido y no dejaba entrar ni a sus familiares al apartamento, describe la revista Focus. El individuo llamó la atención de la policía en septiembre de 2010, al viajar en tren de Zúrich a Múnich. Los oficiales de aduana le hicieron un control de rutina y preguntaron si llevaba dinero en efectivo. El anciano lo negó. Pero al abrir el portafolios aparecieron miles de euros. El montante estaba dentro del marco permitido, pero los funcionarios decidieron no perderle la pista a aquel hombre que no estaba registrado en Múnich, donde decía vivir.

En 2011 el hallazgo superó toda expectativa: los investigadores no se vieron ante grandes sumas cobradas en negro, sino ante unas 1.500 obras de arte que se consideraban extraviadas. Pablo Picasso, Paul Klee o Max Beckmann eran algunos de sus autores. El anciano no opuso resistencia. Podrían haberse ahorrado el trabajo, dijo durante el operativo, sentado en las penumbras de su habitación. "De todas formas hubiera muerto pronto y ahí los cuadros irían a parar a sus manos", comentó.

Su padre, Hildebrand Gurlitt, adquirió obras de coleccionistas judíos que, ante la persecución nacionalsocialista, se vieron obligados a vender sus valiosas pertenencias muy por debajo de su precio. Según Focus, Gurlitt supo aprovechar la situación. Cierta vez compró 400 obras, todas juntas, por sólo 4.000 francos suizos. Después de la guerra, el coleccionista justificó sus operaciones diciendo que de esa forma había evitado que muchas obras fuesen destruidas o vendidas al extranjero. El propio Hildebrand Gurlitt, que en 1930 fue depuesto de su cargo como director de la colección de arte de Zwickau por sus supuestas raíces judías, pasó poco después a comerciar en el rubro para el nacionalsocialismo.

En 1937 el régimen organizó una gran exposición en Múnich para exhibir obras confiscadas tras haber sido catalogadas como "degeneradas". El ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, ordenó que todos los museos "purgaran" sus colecciones de obras "no alemanas". Con la exposición, los nazis se proponían demostrar la presunta "degeneración" de los judíos. Se sabe que Hildebrand Gurlitt, junto con su primo Wolfgang, que trabajaba como galerista en Berlín, vendió en el extranjero numerosas obras de aquel arte "degenerado". Lo hizo siguiendo órdenes del régimen, para ingresar divisas.

Las obras que fueron halladas en 2011 en el apartamento de su hijo Cornelius hoy se encuentran en un recinto de seguridad en Múnich, donde están siendo evaluadas por historiadores del arte especializados. Algunas de ellas ya han sido identificadas: pertenecían a un coleccionista de Dresde. Otras, a un editor de Leipzig al que mataron en un campo de concentración. Pero más de 300 son cuadros que antiguamente pertenecieron a museos alemanes y que, al ser catalogados como "degenerados", fueron erradicados por orden del régimen de las salas de la cultura. En ese caso, según advierten los especialistas en materia de Derecho, las obras no habrían sido adquiridas en forma ilegal.

Cuando la policía ingresó en 2011 en casa del ya anciano Cornelius, también halló numerosos marcos vacíos. Eso hace sospechar que el hombre llegó a vender más de una obra a lo largo de sus días. De hecho, según el informe, oficialmente nunca trabajó. De algo tenía que vivir. Según las investigación de Focus, aún posee una cuenta con medio millón de euros. La justicia deberá definir si la tenencia de esos cuadros estaba o no fuera de la ley.

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