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Al menos 30muertos en un ataque contra la Guardia Revolucionaria en Irán

  • Varios altos cargos del Ejército iraní han fallecido cuando acudían a unas conversaciones de paz con un grupo suní en la frontera paquistaní. Hay también 28 heridos.

Una treintena de personas perdieron la vida y veintiocho más resultaron heridas este domingo en un atentado suicida en la frontera entre Irán y Pakistán que ha supuesto un duro golpe para la poderosa Guardia Revolucionaria iraní.

Según la versión oficial, un hombre armado con un cinturón de explosivos se hizo estallar cuando oficiales de este cuerpo de elite del Ejército estaban en un acto junto con jefes tribales suníes y chiíes en la conflictiva región suroriental de Sistán Baluchistán, limítrofe también con Afganistán.

En el ataque, perpetrado sobre las 08.20 hora local (03.50 GMT), perdieron la vida el subcomandante del cuartel general de la región este de la Guardia Revolucionaria, Nur Ali Shushtarí, y el jefe del citado cuerpo en esa volátil zona, general de brigada Rajab-Ali Mohamazadeh.

"Hasta el momento, se ha identificado a 29 mártires muertos en la localidad de Pishin, vecina a la frontera con Pakistán", aseguró el asesor de Seguridad del gobernador de la región, Yalal Sayah, citado por la agencia de noticias local Mehr.

Precisó que "entre los fallecidos hay diez jefes tribales y varios más han resultado heridos".

Sayah informó, asimismo, de que la autoría del ataque fue asumida por el grupo extremista suní Yundulah (Ejército de Alá), al que se vincula tanto con la red terrorista internacional Al Qaeda como con el movimiento radical afgano talibán.

Sin embargo, la Guardia apuntó más alto y responsabilizó del atentado a "mercenarios de la arrogancia internacional", expresión con la que el régimen iraní suele referirse a Occidente y, en particular, a Estados Unidos.

"Sin duda, este acto salvaje e inhumano está relacionado con la estrategia satánica de los extranjeros y los enemigos que han sido heridos por la Revolución Islámica", subrayó en un comunicado.

En la misma dirección se pronunció el presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyani, quien antes de partir rumbo a Suiza sugirió que el ataque "es resultado de la forma de actuar de Estados Unidos en la región".

"En el pasado ha habido noticias sobre los contactos de EEUU con algunos grupos terroristas de la región, lo que demuestra la enemistad de los estadounidenses con el desarrollo de nuestro país", afirmó.

El político iraní agregó que el nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, había prometido tender la mano a Irán, "pero vemos que que es una mano de color rojo".

Los estadounidenses "saben que somos serios en nuestros actos. Deben ser conscientes de que, para mantener una relación con Irán, ésta debe fundamentarse en la honestidad y no en el engaño", añadió en declaraciones reproducidas por la agencia de noticias local Fars.

Horas antes, el propio Lariyani había informado de la masacre al pleno de la Cámara, que prorrumpió en gritos de "Muerte a Estados Unidos".

Teherán ya ha acusado en otras ocasiones a Washington de haber financiado a Yundulah, que lidera el extremista suní Abdul Malik Riggi.

Este es el segundo atentado mortal que el grupo perpetra en el este de Irán en los últimos seis meses, después de que el pasado mayo otro suicida segara la vida de veinticinco personas en una mezquita de la ciudad de Zahedan, una de las dos capitales de Sistán Baluchistán.

Meses después, la Guardia Revolucionaria arrestó al hermano del líder, Hamid Riggi, sometido desde entonces a un debate sobre si debe ser ejecutado o es más valioso en la cárcel para tratar de sonsacarle información.

Sistán Baluchistán, que comparte kilómetros de inestable frontera con Pakistán y Afganistán, es también el principal puerto de salida de la droga que se produce en este último país y zona de trasiego de traficantes de armas y milicianos extremistas.

Para tratar de restablecer la seguridad, el régimen iraní decidió el pasado mes de marzo encargar la misión a la Guardia Revolucionaria, considerada la mejor fuerza del Ejército iraní.

Sin embargo, Peyman Foruzeh, diputado iraní por la localidad de Zahedan, reconoció hoy que, pese al esfuerzo, Irán no tiene un "buen control" de esa permeable zona.

"La frontera este se extiende 1.400 kilómetros (de norte a sur), 400 de ellos en zonas de difícil acceso. Se deben hacer más esfuerzos diplomáticos con Pakistán", explicó Foruzeh, citado por la agencia Fars.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, instó, por su parte, a las Fuerzas de Seguridad y la Justicia a atrapar a los culpables lo antes posible y garantizó que no habrá misericordia.

Apenas 72 horas después del anterior atentado de Yundulah, Irán ajustició a tres hombres acusados de planear la masacre.

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