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En el confinamiento de las celdas

Diez años después de la apertura de la prisión de Guantánamo, las condiciones han mejorado, pero una parte de los 171 prisioneros que permanecen allí continúan en confinamiento casi total.

Al bajar la población carcelaria, cerraron los tres campos donde se alojaba a los detenidos de Afganistán y Pakistán, en un área conocida por sus celdas estrechas y salas de interrogatorios vejatorios, según el testimonio de los liberados.

"Si sigues las reglas, vives en el campo VI. Si no las sigues vas al campo V", asegura el coronel Donnie Thomas, comandante de los guardias de la prisión.

El 80% de los detenidos se hacinan detrás de los muros del campo VI, una especie de planeta sumergido en la oscuridad donde se puede observar, a través de espejos unidireccionales, a los presos vistiendo chilaba vivir en comunidad.

Tienen televisión por satélite, radio y periódicos, y "más libertad para entrar o salir de su celda, salir a caminar con sus hermanos, comer, rezar juntos", dice Thomas.

Pero si infringen el reglamento son enviados al campo vecino V, se dirigen a la famosa combinación naranja y viven confinados en celdas estrechas con apenas dos horas de salida al día.

"El campo V es el más duro", recuerda Saber Lahmar, un argelino liberado en 2009. "No caminas, no te mueves, no hablas, está prohibido", cuenta, evocando la privación del sueño, las luces de neón alumbrando las "24 horas del día" y el frío glacial de la climatización.

En Five Echo, una extensión del campo V, las condiciones son todavía "catastróficas", indica David Remes, abogado de 17 detenidos. "Hay que ser contorsionista para rezar y para ir al retrete", afirma, mencionando un "retorno a los primeros días (de la prisión), cuando la brutalidad y el sadismo estaban a la orden del día". Para este abogado, el mayor punto negativo estos días son las restricciones de la defensa. Todas sus notas y correos se someten a censura.

Catorce detenidos de "gran valor", entre ellos cinco acusados por el 11-S, están separados en el campo VII. Pero en Guantánamo nadie habla jamás de éste, una fortaleza donde incluso los abogados son considerados persona non grata.

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