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Una historia compartida hace medio siglo

La ex gobernante Michelle Bachelet y la ex ministra del Trabajo Evelyn Matthei, las principales rivales a la Presidencia de Chile, están unidas por la llamada "familia militar", pero separadas por visiones políticas irreconciliables.

Ambas son hijas de dos generales de la Fuerza Aérea, dos entrañables amigos, cuyas vidas transitaron por caminos opuestos a partir del golpe militar que derrocó al Gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.

El general Alberto Bachelet fue detenido el mismo día del golpe por mantenerse leal al mandatario socialista y murió seis meses después, víctima de las torturas que le propinaron sus propios compañeros de armas.

Su amigo, el general Fernando Matthei, que regresó a Chile en diciembre de 1973 al terminar sus funciones como jefe de la misión aérea de su país en Londres, fue destinado a la Academia de Guerra Aérea, el sitio donde estaba arrestado su compañero.

No obstante el cargo que ostentaba, Matthei, que más tarde pasó a formar parte de la Junta Militar de Gobierno que encabezó el general Pinochet, no tuvo incumbencia en la situación por la atravesaba entonces Bachelet, según coinciden las versiones más recientes.

Al igual que los tribunales de Justicia, la viuda del general Bachelet, Angela Jeria, y su hija han desestimado la responsabilidad que pudiera haber tenido el militar en la muerte de su camarada de armas.

En una oportunidad, y en un gesto que agradeció el ex general Matthei con el envío de sendos ramos de flores, la madre de Michelle hizo una pública defensa del amigo de su familia.

"Siempre el general Matthei ha sido amigo nuestro, lo estimo mucho y yo tengo la certeza de que él no estuvo en la Academia de Guerra en el tiempo en que mi marido estuvo ahí", declaró el año pasado la viuda.

Las dos familias se conocieron en 1958 en la base aérea de Cerro Moreno, en el norte chileno, pero a diferencia de la gran amistad que trabaron sus padres, sus hijas Michelle y Evelyn -dos años mayor la primera- no fueron ni siquiera compañeras de juego, según admitieron.

Pasados casi 55 años desde que ambas mujeres se conocieron, el destino las ha enfrentado en unas elecciones presidenciales.

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