La reciente independencia unilateral de Kosovo llevada a término pese a las críticas serbias ha despertado las protestas en la calle en relación a la autonomía de un territorio que siguen defendiendo como región. Por este motivo, cerca de 10.000 ciudadanos de la minoría serbia se manifestaron en varios puntos de Kosovo contra la secesión, un día después de que la mayoría albanesa la celebrase incluso con fuegos artificiales. Al margen de estas quejas dialécticas y hasta cierto punto simbólicas, el Ministerio de Interior de Belgrado ha subido un escalón y ha presentado cargos contra el presidente de Kosovo, Fatmir Sejdiu, y su primer ministro, Hashim Thaci, por "organizar la declaración de un estado falso en territorio serbio".

Thaci llamó a la calma a la minoría serbia la semana pasada, alegando que se respetaría a todos los sectores de población representados en Kosovo, de amplia mayoría albanesa. Sin embargo, los serbios residentes en el ahora Estado mantienen su intranquilidad y sus reproches a Pristina después de que su Parlamento declarase unilateralmente la independencia. En este sentido, cerca de 10.000 ciudadanos de esta etnia se manifestaron en las principales localidades del norte de Kosovo contra la secesión, sin que se registrasen incidentes. A estos manifestantes habría que sumar los miles que se congregaron en la Plaza de la República de Belgrado, según datos de la agencia serbia Tanjug.

Al daño moral, se suma también el económico. Serbia estima que la separación de Kosovo le supone la pérdida de un patrimonio inmobiliario evaluado en 220.000 millones de dólares, de los cuales 4.000 millones corresponden a los bienes pertenecientes a 30.000 familias serbias expulsadas desde la región, informó la agencia de noticias estatal, que sitúa también la valoración de las reservas de recursos minerales en el nuevo Estado en más de 19.000 millones de dólares, citando datos del Banco Mundial. No obstante, el ministro de Comercio serbio, Predrag Bubalo, descartó la imposición de un embargo económico.

Por su parte, el Ministerio serbio de Interior ha presentado cargos ante la justicia contra Sejdiu y Thaci y el presidente del Parlamento kosovar, Jakup Krasniqi, por "organizar la declaración de un Estado falso en territorio serbio", según informaciones de la agencia Kosova Press. En su opinión, los tres encausados "cometieron un grave acto contra el orden constitucional y la seguridad de Serbia", explicó el Departamento en un comunicado en el que también recordó que, según la Constitución, "el territorio de Serbia es único e indivisible, y las fronteras son intocables y sólo pueden modificarse mediante los procedimientos previstos para cambiar la Constitución".

A las autoridades de Pristina, una vez declarada la independencia, les queda buscar el reconocimiento internacional para que otros países reconozcan el nuevo mapa europeo. Para Thaci, este respaldo "es una cuestión de minutos u horas por parte de todos los estados democráticos", porque ya se han remitido "cartas con una solicitud de reconocimiento". "Hemos recibido cartas de felicitación de muchos presidentes y primeros ministros del mundo", afirmó durante la primera sesión abierta del Consejo de Ministros de su Gobierno.

Asimismo, el primer ministro hizo hincapié en que "la independencia de Kosovo es una nueva responsabilidad" y, por tanto, debe nacer un esfuerzo "de una forma más responsable, por el bienestar del país y el bienestar de cada ciudadano, con igualdad de derechos para las comunidades minoritarias". "Ahora somos socios iguales y tendremos presencia de asesores civiles, pero desde la política de las relaciones entre Kosovo y la comunidad internacional va a cambiar", apuntó Thaci, quien apostó porque, gracias a la independencia, el joven país estará presente "con frecuencia en las instituciones internacionales" mediante un proceso que "se desarrollará rápidamente".