El presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, abandonó ayer su país rumbo a EEUU para continuar con su tratamiento médico, tras un discurso en el que prometió volver y pidió a su pueblo que le perdone "por cualquier error" cometido durante su mandato.
Abdel Hafiz al Nahari, subdirector de prensa del Partido del Congreso Popular General (PCPG) de Saleh, explicó a Efe que el mandatario viajó primero a Omán, donde permanecerá un breve periodo de tiempo antes de volar a tierras norteamericanas.
En una alocución previa, Saleh explicó que el objetivo del viaje es proseguir con la recuperación de las heridas que sufrió en el atentado del pasado 3 de junio.
Human Rights Watch (HRW) criticó ayer con dureza el doble rasero de muchos países occidentales, que defienden los valores democráticos y al mismo tiempo se muestran complacientes con sus "amigos autócratas".
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