El adiós del decano de los tiranos Raúl Castro recibe más de 1.500 críticas de empresarios

¿Una reforma económica para Cuba?

  • Economistas, obreros, campesinos e incluso funcionarios coinciden en la necesidad de cambios en esta área

Cuba podría estar frente a una nueva era, sobre todo en el terreno de la economía, si, como se especula, Raúl Castro emprende ahora el camino de las reformas. Todas las personas consultadas por la BBC, desde economistas hasta obreros y campesinos, han coincidido en la necesidad de que se efectúen cambios económicos de fondo que lleven a mejorar la vida de la población.

Incluso un funcionario del Gobierno, que quiso mantener el anonimato, afirmó que "la única forma de que el transporte mejore en el país es crear cooperativas de transportistas en lugar de las grandes empresas estatales que nunca lograron un sistema efectivo en la isla".

Raul Castro recibió más de 1.500 críticas de las grandes empresas cubanas que afirman necesitar de una mayor autonomía para poder ser rentables, según pudo comprobar la BBC al tener acceso a parte de estos documentos.

Mientras muchos campesinos proponen repartir las improductivas tierras de las empresas que pertenecen al Estado, los trabajadores por cuenta propia piden licencias que les permitan trabajar legalmente en sus oficios, incluso se plantean el pagar impuestos al Gobierno.

No se trata de adivinar cuál será la estructura económica que vendrá con la nueva era de Raúl, porque de hecho ya existe y funciona al margen de que las autoridades lo legalicen o lo mantengan en la semiclandestinidad en que han vivido durante la última década.

Los servicios son un excelente ejemplo: la fontanería, carpintería, electricidad, mecánica, reparaciones y un larguísimo etcétera son, en su gran mayoría, atendidos por particulares de forma legal e ilegal dado que el Estado no cuenta con recursos para ello.

"Tiene que haber una solución para la pequeña empresa cubana (privada) porque son servicios que el Estado no da. Pienso que según la visión de Raúl Castro se le dará un fuerte impulso", expresó uno de los economistas que realiza investigaciones para el presidente interino.

Desde hace varios años, muchas de las pequeñas empresas del Estado ya funcionan como cooperativas privadas usando el inmueble, las maquinarias y los insumos para hacer trabajos particulares cobrando precios de mercado negro.

Algo similar ocurre en la agricultura, donde la productividad está ligada al tipo de propiedad sobre la tierra, siendo los campesinos privados el sector más productivo mientras las granjas estatales alcanzan los niveles más bajos de producción.

Ya existen también aquí sectores del nuevo modelo que se perfila y Pinar del Río es un buen ejemplo. Allí el 90 por ciento de los productores de tabaco son campesinos privados, única forma que encontró el Gobierno de lograr la cantidad y calidad requerida por las fábricas de habanos.

Raúl Castro ya ha dado los primeros pasos para mejorar la relación con los campesinos saldando las deudas del Estado con el sector y aumentando el precio pagado por la leche y la carne de res, hecho que podría redundar en un aumento de producción de ambos alimentos.

"Es que no era negocio para nosotros criar terneros durante 2 años para ganar después menos de 1.000 pesos (40 dólares) así que los dejábamos morir de hambre y vendíamos la leche a 10 pesos el litro", confiesa un campesino de las afueras de La Habana.

Las grandes empresas cubanas están casi paralizadas por un mecanismo en el que cada inversión en divisas debe ser aprobada por el Banco Central, por lo que cualquier negociación lleva un engorroso trámite que puede prolongarse por meses.

Además, sectores como el turismo han sido centralizados, reduciendo la autonomía empresarial de los hoteles y diferentes empresas del ramo hasta crear un conglomerado verdaderamente ingobernable que este año presenta una reducción de turistas del 10 por ciento.

Esta centralización financiera y operativa fue el centro de los ataques de los empresarios cubanos en los 1.500 informes enviados a Raúl Castro. Con variados ejemplos tratan de demostrar que es una verdadera camisa de fuerza que les impide ser rentables.

Dentro de este marco se puede entender el discurso de Raúl Castro el 26 de julio de 2007 cuando cuestionó la realidad económica nacional, los bajos salarios, la escasa productividad agrícola y convocó al país a realizar cambios estructurales.

Ahora el que será el nuevo líder cubano tiene la oportunidad de emprender esas reformas prometidas en aquella alocución pública y cuenta para ello con el beneplácito de la mayoría de la población, que tiene esperanzas de que la apertura económica pueda mejorar su calidad de vida.

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