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Los ultraortodoxos israelíes rechazan participar en el Gobierno de Livni

  • La decisión acerca la convocatoria de elecciones parlamentarias anticipadas

El partido ultraortodoxo Shas no se incorporará a un Gobierno liderado por la ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, poniéndola así en serias dificultades para lograr la mayoría parlamentaria a una semana de expirar el plazo de que dispone para formar un nuevo Ejecutivo.

"No podemos desentendernos de las dificultades y necesidades que estos días aparecen en el informe de los estados desarrollados, que sitúa a Israel en el primer lugar del ranking de pobreza", indicaba en un comunicado el Shas, con el que justifica quedarse fuera del Gobierno.

Shas hizo el anuncio, casi el golpe de gracia a los esfuerzos de Livni por formar Gobierno, horas antes de caer el shabat, el estricto día de descanso en Israel, lo que cercena toda posibilidad de reconciliación con Kadima en nuevas negociaciones.

El líder del partido ultraortodoxo, Eli Yishai, explicó que "Shas no está a la venta" y que las demandas que tenemos no "son de carácter personal".

El origen de la discordia está en torno a una diferencia de unos 350 millones de shékels (unos 71 millones de euros) sobre las ayudas que el nuevo Ejecutivo habrá de otorgar a las familias numerosas y que beneficia por tanto a las ultraortodoxas y árabes.

Se trata de una polémica ley que costaría a las arcas públicas unos 1.000 millones de shékels (unos 209 millones de euros), y la última oferta de Livni se ha quedado en unos dos tercios de esa suma.

El otro gran escollo es Jerusalén, en la mesa de negociaciones entre israelíes y palestinos pero de la que Shas no quiere devolver ni medio centímetro.

"Hace un año Shas adoptó la decisión de que si hablaba de Jerusalén (en las negociaciones con los palestinos) nos íbamos del Gobierno. Ahora no nos vamos a meter en otro sin que nos garanticen que no se hablará de ella. Jerusalén no está en venta", declaró Yishai.

La resolución del Shas pone en serios aprietos a Livni, que se ve con el apoyo de sólo 55 de los 120 diputados del Parlamento: 29 de su partido, 19 del Partido Laborista y 7 del Partido de los Jubilados. Con estos últimos no tiene cerrado el pacto de Gobierno, pero las discrepancias son menores.

Independientemente de los seis diputados que le faltan para obtener la mayoría parlamentaria, el problema de Livni es que el Partido Laborista condicionó su acuerdo a que consiguiera una coalición parlamentaria estable, de forma que no haya que convocar elecciones anticipadas en apenas unos meses.

Los observadores sostienen que esas elecciones anticipadas, de convocarse, perjudicarían tanto a Livni como a Ehud Barak, el líder laborista, que concurrirían desde la perspectiva generalizada de haber fracasado en las gestiones de Gobierno.

La carta que le queda por jugar a Livni es incluir conjuntamente en su coalición al pacifista y casi anticlerical Meretz y al Judaísmo Unido de la Biblia, si es que se aceptan mutuamente, o bien firmar una "rendición" con el Shas hoy por la noche, cuando acabe la jornada del shabat.

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